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El presidente chino, Xi Jinping, que llegó ayer domingo a París para una visita de Estado, aseguró que las empresas francesas son bienvenidas en su país, y en paralelo explica que su Gobierno incita a las empresas a que se establezcan en Francia, donde espera que se les dé "un clima de negocios justo y equitativo".
En respuesta a las tensiones económicas y comerciales entre China y la Unión Europea (UE), que en los últimos meses ha anunciado dispositivos de defensa frente a unas prácticas que considera desleales, sobre todo por la subvención masiva de algunos sectores que inundan el mercado europeo, Xi adopta una postura conciliadora en un artículo publicado en el diario francés Le Figaro.
"Damos la bienvenida a las empresas francesas y de otros países, y para eso hemos abierto completamente el mercado para la industria manufacturera y aceleramos la flexibilización del acceso al mercado en favor de servicios como las telecomunicaciones y la sanidad", aseguró.
El presidente chino explicó que una lección que su país ha sacado del desarrollo que ha vivido desde la creación del régimen comunista ("la nueva China", en sus palabras) hace ahora 75 años, que lo ha convertido en la segunda economía mundial y que ha sacado de la pobreza a cientos de millones de personas del mundo rural es su voluntad de continuar "la inquebrantable apertura al exterior".
Y si por una parte señala que el mercado chino permite la entrada de empresas extranjeras (algo que precisamente cuestiona la UE) por la otra insiste en que "la apertura al exterior de China consiste también en incitar a las empresas chinas a desarrollarse a nivel internacional".