El señor A dice del señor B:
-Es un genio.
El señor B dice del señor C:
-Es un genio.
El señor C dice del señor D:
-Es un genio.
El señor D dice del señor E:
-Es un genio.
Y el señor E dice del señor A:
-Es un genio.
Tanto lo dicen, y lo repiten tanto, que la gente acaba por creer que los señores A, B, C, D y E son unos genios a la altura de Tolstoi, Dickens o Balzac, o de Borges, García Márquez, Rulfo o Vargas Llosa.
No lo son.
El olvido los espera.
¡Hasta mañana!...