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Los incendios en las áreas de vegetación nativa de la Amazonía que no han sido afectadas por la deforestación y que son conocidas como 'selvas maduras' aumentaron un 152 % el año pasado, frente a 2022, informaron ayer martes fuentes científicas.
Las 'selvas maduras' contienen los árboles nativos más antiguos del bioma, que tienen un mayor potencial de reserva de carbono que los más jóvenes y ayudan así a frenar los impactos de la crisis climática.
Según el estudio divulgado por la Fundación de Apoyo a la Investigación en el Estado de Sao Paulo (Fapesp) y publicado en la revista Global Change Biology, las quemas en estas áreas boscosas aumentaron pese a la caída del 16 % en el número total de incendios en el bioma en 2023 y del 20 % en la deforestación. Los investigadores detectaron que los incendios en esas áreas forestales aumentaron de 13,477 en 2022 a 34,012 el año pasado, luego de analizar imágenes satelitales.
De acuerdo con los expertos, las grandes causantes del problema fueron las sequías en la Amazonía y la degradación ocasionada en el bioma por los incendios que se dieron durante las fuertes sequías de 2010 y los registrados en el paso de 2015 a 2016.
El número total de incendios en la Amazonía brasileña en el primer trimestre de 2024 fue el mayor de los últimos ocho años, con 7,861 focos, lo que representa más del 50 % de todas las notificaciones del país.