El grupo de migrantes también está conformado por menores. (Foto: RENÉ ARELLANO / EL SIGLO COAHUILA)
Luego de tres meses de haber salido de Venezuela y de cinco días caminando por Coahuila para llegar a la frontera de Piedras Negras para intentar cruzar el río Bravo y llegar a los Estados Unidos, un grupo de personas en condición de migración llegaron al municipio de Allende por la carretera federal número 57 y reconocieron que ha sido duro; además de reflexionar sobre lo difícil que ha sido viajar con sus hijos.
Provenientes de San Juan de Sabinas (Nueva Rosita), totalmente empapados pues durante todo el día se registró una llovizna, con temperatura máxima de 15 grados, además de algo de viento y sin dejar de caminar; conversaron sobre lo que ha sido su camino para llegar a los Estados Unidos, mientras algunos tratan de protegerse del agua con algunas bolsas de plástico.
“Estrés y ansiedad, porque hay frío, porque lo vemos lejos pero está cerca”, fue lo que manifestó una de las mujeres venezolanas al manifestarle que les faltaban pocos kilómetros para llegar a la frontera. Estableció que llegaron hasta Nueva Rosita en combi o de raid y a partir de allí, han estado caminando.
En este pequeño grupo y como muchos más que se pueden observar caminando a la orilla de la carretera federal número 57, desde Monclova hasta Piedras Negras, destaca la presencia de menores de edad, desde algunos meses de nacidos hasta quienes ya caminan; al preguntarles que es lo que manifiestan los menores, señalan que solo preguntan cuándo van a llegar.
“Se cansan de caminar, lloran. Después de eso, uno se arrepiente de habérselos traído porque es muy difícil la situación. La verdad es que, cuando uno va comenzando, uno piensa, eso todo el mundo lo hace y es fácil, pero después… En este punto, ya uno dice: yo no sé para que me traje a mis hijos, yo no sé para que los hice venir a esto, lloran, no quieren caminar”, es lo que refirió una de las madres venezolanas.
Mientras sus hijos y el de sus connacionales, caminaban junto a ellas, abrigados, con chamarras, pero al igual que el resto, bajo la llovizna constante y el viento.
“Que íbamos a un paseo. Uno les dice así, los engaña y ellos preguntan: cuándo vamos a llegar al paseo”, fue lo que respondió al preguntarle que fue lo que le dijeron a sus hijos cuando decidieron dejar su país de origen y comenzaron su viaje para llegar a Estados Unidos.