El daño de fingir orgasmos
La simulación del orgasmo es un tema subestimado y, a menudo, incomprendido en la intimidad de las parejas. Mientras que muchas personas lo hace, la pregunta persistente es ¿por qué? A menudo esto se debe a una combinación de factores que van desde la presión social, hasta problemas de autoestima y comunicación con la pareja.
La presión del entorno y el constante “bombardeo” de que el sexo tiene que terminar en un clímax donde la mujer o el hombre deben tener un orgasmo puede llevar a que la experiencia sexual no sea lo más placentera y que uno de los involucrados se sienta con la obligación de fingir para no herir los sentimientos de la pareja.
Sin embargo, fingir el orgasmo puede tener consecuencias complejas en una relación. En el corto plazo puede aliviar la presión y la incomodidad, pero a largo plazo, la falta de comunicación real sobre las necesidades sexuales llega a crear barreras emocionales y afectar la confianza entre ambos.
En este sentido, simular un placer llega a ser perjudicial para el bienestar personal. Al no comunicar lo que se necesita para alcanzar el orgasmo, se perpetúa una dinámica que lleva a una insatisfacción sexual crónica, porque, por ejemplo una mujer, que finge tener un orgasmo en un encuentro sexual con su pareja, podría hacerle creer que lo que está haciendo la otra parte es satisfactorio para ella y entonces la pareja repetirá la acción en próximos encuentros que quizá la harán sentir “obligada” a mostrarse satisfecha porque anteriormente así fue.
Esta acción, más allá de preservar la buena relación entre la pareja, con el tiempo irá deteriorándola por falta de comunicación.
¿Qué se puede hacer al respecto?
La comunicación abierta es clave para abordar este problema. Hablar abiertamente sobre las necesidades y deseos sexuales individuales es esencial para el acto. Esto incluye discutir lo que se siente bien y lo que no, así como esas cosas que la pareja quisiera experimentar durante los encuentros.
Ante esta acción, es recomendable que no se creen prejuicios ni críticas hacia la pareja sobre lo que está planteando. Especialistas recomiendan ser receptivos y asertivos una vez que se exprese y se escuche a la pareja.
Otra recomendación de los sexólogos ante esta situación, es que la pareja esté abierta a cambiar la percepción de que el orgasmo es el único indicador de éxito durante el sexo. Es decir, reducir la presión y permitir una exploración más relajada y satisfactoria puede ayudar a llegar más pronto a sentir placer.
Aprender sobre la propia anatomía y las zonas erógenas puede ayudar a mejorar la comprensión y el placer sexual. En este aspecto, es importante que previamente exista una auto exploración, tanto del hombre como de la mujer, para que en el momento del acto compartido, ambos puedan comunicar qué es eso que les gusta, cómo sienten más, qué podría intentar la pareja y en qué momento realizarlo. Esto ayudará también a crear un ambiente de confianza entre ambos que les permita disfrutar cada momento de la relación sexual.
Aunado a esto, la autoaceptación es muy importante porque va a ser la que establezca la seguridad con la que se desenvuelve en el encuentro tanto el hombre como la mujer. Trabajar en la autoestima y la confianza en uno mismo puede reducir la necesidad de fingir el orgasmo y permitir una experiencia sexual más auténtica.
Terapia de pareja
Cada encuentro sexual entre la pareja implica diversos factores que influyen en el placer y en cómo se expresa ese placer momentáneo. En los casos donde ya se ha intentado de todo, e incluso cuando apenas se vislumbra un posible problema en la relación sexual, se recomienda asistir con un terapeuta para que pueda ayudar a la pareja a encontrar solución a un problema que pudiera parecer no tener solución.