La temporada 93-94 de la liga de futbol marcó un antes y un después en la historia de Santos Laguna, iniciando por la planificación de la temporada en la que se rompían los moldes con una pretemporada en La Serena y además con la llegada de refuerzos de renombre que se sumaron a compañeros también de alta calidad. Una primera fecha en venciendo al Atlas en el estadio Jalisco hicieron voltear los reflectores de los aficionados y comentaristas llamándonos el Super Santos.
Después de un arranque espectacular vino un impase en el que incluso se pedía la destitución del DT Pedro García, se buscó remediar la situación con algunas medidas, una de ellas el traer a un psicólogo motivador con vasta experiencia en grupos sociales, pero sin el "feeling" necesario para un equipo de futbol; dentro de la plática el psicólogo se presentó al grupo e hizo una pregunta que prácticamente llevó a acortar la sesión casi a su inicio: ¿Saben por qué estoy aquí? Contestándose el mismo ¡porque andan mal! El ruso Adomaitis que llegó a nuestro equipo para hacerse un referente contestó con su tono pausado ¿Te lo dijo un pajarillo? Con la carcajada general del grupo ¡claro que sabíamos que estábamos en mal momento! Y que no necesitábamos que nos lo dijeran, sin embargo, la pregunta motivó a exteriorizar la voz interna que nos llevó al compromiso y con ello a retomar el buen paso que hizo que ese inolvidable equipo llegará a su primera liguilla y al subcampeonato para convertirse en un fenómeno social local con una identificación plena con la tribuna por su cercanía en la cancha y fuera de ella con nuestra gente y la tremenda exigencia y presión para el visitante y para nosotros mismos en la siempre llena del viejo Corona, mi amado Corona que sufría, lloraba, reía, gozaba y alentaba, todo esto llevó a la exigencia de la tribuna y de la prensa, pidiendo siempre la entrega como lo hacían saber los referentes y los capitanes a quienes llegaban, muchas de las veces hicimos a un lado las florituras para partirnos el alma, me incluyo porque se formó más que un equipo, un verdadero grupo en el que todos, absolutamente todos participaban haciendo al 100 su labor y ofreciendo apoyo y ayuda a los demas, directivos, administrativos, camperos, utileros, cuerpo técnico y jugadores nos sentíamos en casa en los campos de entrenamiento primero itinerantes después en Santa Rita, en el vestidor, en la oficina y en nuestro amado Corona, esta unión nos hizo aguerridos y prácticamente invencibles en nuestra casa la del dolor ajeno.
No se necesita que un pajarillo te cuente lo que tú sabes ¡Dale, Santos Laguna! ¡Vamos guerreros! ¡Hasta la próxima!
Jorge Mario Galván Zermeño