Sin festejos en el Centro de Torreón
El blindaje del primer cuadro de Torreón no impidió que el jubilo de la afición santista se hiciera presente en los restaurantes y bares del Paseo Morelos, pese a las restricciones sanitarias y de seguridad.
Para prevenir incidentes como los que han empañado la fiesta de la "Santosmanía" recientemente, donde la aglomeración de personas y actos de vandalismo trastocaron la imagen de la ciudad a nivel nacional, sobre todo por estar en pandemia, las autoridades de los tres niveles de gobierno realizaron un megaoperativo de seguridad por tierra y aire para tratar de contener las pasiones desbordadas que genera una final del Santos.
Desde temprana hora de este jueves se custodiaron los principales paseos de la ciudad, tantos los alrededores del TSM así como los establecimientos comerciales donde había pantallas transmitiendo el partido.
Los inspectores de las diversas dependencias revisaron que los comercios estuvieran al límite de su capacidad permitida.
Los helicópteros del Gobierno del Estado, así como las patrullas de la Dirección de Seguridad Pública Municipal, Vialidad, estatales y del ejércitos patrullaban la región, en las calles solo se escuchaban las narraciones del partido, así como los gritos de los aficionados que ansiosos disfrutaban de cada jugada.
A diferencia de otros encuentros, en esta ocasión se delimitó con vallas cada establecimiento que abrió en el corredor comercial de la Morelos, ahí los paseantes que no alcanzaron a entrar o que simplemente decidieron salir, vieron el juego de pie gracias a las pantallas que daban a la calle.
Los vendedores ambulantes solo ofrecieron banderas, cornetas y luces alusivas a los Guerreros, en esta ocasión no se permitió comercializar con latas de espuma, ya que habían sido utilizadas como proyectiles en los desmanes pasados.
El Cristo de las Noas o edificios como el de la Presidencia Municipal de Torreón se iluminaron de verde, luces que se combinaban con las de las patrullas y ambulancias que se instalaron en alrededores de la explanada de La Plaza Mayor, que custodiaron el epicentro donde ahora ocurren los festejos por los albiverdes.
En las casas fue el pretexto para juntarse con la familia y amigos para hacer carne asada o discada, no importaba que al día siguiente había que trabajar o tomar clases en línea, algunos tomarían su propio "puente".
Durante la primera mitad del partido todo fue calma, incluso decepción ante la ausencia de goles.
Al silbatazo del arranque de la segunda mitad, la esperanza de buscar ventaja se agrandaba por parte de los aficionados laguneros, quienes gritaban y aplaudían esperando un gol a favor, pero la única anotación del encuentro fue del Cruz Azul, gol que resonó en la plancha solitaria de La Plaza Mayor, y desdibujó las sonrisas de los santistas en los bares, quienes aprovecharon para darle un sorbo largo a sus bebidas.
Uno que otro valiente seguidor de la Máquina Celeste festejó sin miedo.
Al concluir el partido hubo silencio incómodo, la música de los antros suplió a los comentaristas de la televisión. Algunos comensales optaron por irse otros a seguir disfrutando de la velada.
Los más desanimados fueron los ambulantes quienes esperaban vender la mercancía alusiva al Santos.
Mientras que uno que otro Guerrero vitoreaba a su equipo esperando remontar en el Azteca este próximo domingo para tratar de conseguir la séptima estrella.
La afición está vez se controló, solo la ausencia de cubrebocas fue la constante.
Los agentes, al menos en el centro, quitaron a las personas objetos como palos de banderas que pudieran ser utilizados como armas.