Torreón

Lagunero Juan Pablo Murra expone sus puntos de vista sobre la educación, el emprendimiento y cómo lidió el Tec de Monterrey con la pandemia

'El futuro de un país depende de la educación de hoy', asegura

Lagunero Juan Pablo Murra expone sus puntos de vista sobre la educación, el emprendimiento y cómo lidió el Tec de Monterrey con la pandemia

Lagunero Juan Pablo Murra expone sus puntos de vista sobre la educación, el emprendimiento y cómo lidió el Tec de Monterrey con la pandemia

PATRICIO DE LA FUENTE

A nombre de un equipo extraordinario, nos da muchísimo gusto continuar con esta serie de entrevistas Rumbo al Centenario de El Siglo de Torreón, que reconocen a personas que han puesto muy en alto el nombre de México y el nombre de nuestra comunidad.

-Nos da un tremendo gusto y le agradecemos al Tec de Monterrey, especialmente al maestro Juan Pablo Murra Lascuráin, rector profesional y de posgrado y además lagunero, el que nos reciba.

Muchas gracias por la invitación a ti y a todo el equipo de El Siglo de Torreón. Un privilegio poder ser parte de esta conversación y de este conjunto de diálogos en los que están trabajando. Los privilegiados también somos nosotros.

-Pienso en el título de un libro entrañable de Alma Delia Murillo, una gran novelista, que además publica varias columnas: El niño que fuimos. Juan Pablo, ¿cómo fuiste de niño?

Tuve una infancia muy feliz, un crecimiento padrísimo. Estuve en una escuela Montessori, en el Nuevo Mundo Montessori, cerca de la Saltillo 400. Entrené natación, una de mis pasiones. De chico fui parte del equipo del Acuático Laguna, con el señor Medina y con todos sus hijos.

Parte de mi familia Murra, mis abuelos, sus ocho hijos, mis 27 primos, una infancia muy familiar, con comidas de domingo en todas las diferentes casas de mis tíos, en casa de mi abuela comida árabe, que era el lujo de la semana. Desayunábamos casi todos los domingos en el Campestre; mis abuelos jugaban golf temprano.

No me puedo quejar. Tuve una infancia llena de amor, de educación, de cariño, de salud. Muy Montessori.

-Y luego, el Tec de Monterrey, Ingeniería Industrial. Ese es un giro muy interesante, Juan Pablo.

Antes de eso cursé, en Torreón, en la Pereira con los jesuitas, secundaria y prepa, y mi último año lo hice en Estados Unidos, en la Lawrence Academy y después apliqué en algunas universidades que me aceptaron. Al final decidí que me quería regresar a México por cariño a mi país. Ya regresaría a hacer un posgrado.

Se presentaron varias opciones, estaba entre estudiar Economía, Arquitectura o Ingeniería Industrial y de sistemas, así fue empezar los primeros dos años en el campus Laguna y luego ya me vine los últimos dos años acá al campus Monterrey.

-Has tenido grandes mentores y hoy eres el mentor de muchísimos jóvenes. Conmigo se acercan y me preguntan: 'mi hija no sabe qué estudiar en este momento'. A los 18 años yo no tenía la claridad de muchas cosas. Estamos todavía muy jóvenes, no es fácil tomar ciertas decisiones. Imagínate a esa edad, y los jóvenes lo ven como definitorio. Siempre se puede recular, ¿no crees?

Sí, estoy de acuerdo contigo, es un proceso de decisión complejo y creo que diferentes personas lo abordan de diferente manera. Yo tenía un amigo que desde que estaba en secundaria su papá era médico y él ya leía libros de Anatomía y sabía que iba a ser médico desde muy pequeño, y otros que, como dices, a esa edad nuestra todavía no sabemos bien qué queremos ser de grandes.

Sí creo que a excepción de ciertas carreras como Medicina, Leyes e Ingeniería Civil, que son las normas definitorias, hay muchas otras que con el tiempo la misma experiencia profesional que tienes o estudiar un posgrado posterior te permite ir ajustando.

La importancia de un posgrado, tú te vas a Nueva York a estudiar un MBA, el Master in Business Administration. Nueva York, vivir allá, una cosa es ir a una ciudad y otra cosa es vivir en una ciudad particularmente como Nueva York, una ciudad que se redescubre todos los días.

Parte del proceso de decisión de adónde irme a estudiar fue la ciudad. Yo tenía muchas ganas y quiero, en algún momento, regresar a Nueva York. De muchas maneras es la capital del mundo, pero no es una ciudad para todos. Yo tenía compañeros que querían salir corriendo a todos lados, quedé encantado con la energía y las posibilidades de la ciudad.

Mi primer reto fue rentar un departamento, porque cuando llegas no tienes Seguro Social, no tienes propiedades. Teniendo 25 años, negocié con el rentero, que quizá me vio como una persona decente; renté uno. Si aprendes a descubrir la ciudad, es maravillosa.

-Viajar te da una comprensión de que vivimos en una aldea global. Viajar no necesariamente lejos; el solo hecho de poder salir de tu ciudad y convivir con otras personas ya es ganancia. Juan Pablo, cuéntame de los amigos que hiciste allá y de otra cosa muy importante: el networking. La vida, viéndola hoy en retrospectiva, nos va poniendo a las personas adecuadas enfrente.

Es la habilidad de ver con ojos distintos y puedes conocer el mundo a través de diferentes personas, diferentes diálogos, viajes cercanos a nuestro país. Después te platico de uno de los viajes que más disfruté. Fuimos terminando en mayo del 2001, nos fuimos manejando desde Torreón hasta Guatemala y de regreso para descubrir nuestro país con un grupo de amigos. Eso es lo que te hace tener perspectiva y una visión más amplia: descubrir nuevas narrativas, nuevas lógicas del pensamiento en los países, más culturas, nuevos sabores, yo si a algo le dedico más tiempo y recursos es al tema de viajar y viajar con nuestra familia.

-Terminas el MBA, ¿y luego qué pasa?

Terminando la carrera entré a trabajar en una firma de consultoría en estrategia, McKinsey and Company. Trabajé un par de años en la oficina de la Ciudad de México. Ellos son los que me 'sponsorean' para poder estudiar mi maestría, con el compromiso de regresar a la empresa terminando mis estudios. Regresé a la Ciudad de México como asociado de la firma. La idea de abrir oficinas en Monterrey, eso me hizo regresar al norte, levantar la mano. Fui el primero en venir para acá como responsable de la apertura de la oficina en Monterrey.

-Para quien no conozca, cuéntanos, Juan Pablo, lo que hace McKinsey, una firma a la que le tengo un gran respeto. Además, conservo muy buenos amigos ahí.

McKinsey and Company es una firma especializada en consultoría de estrategia, organización y operaciones. Es la primera consultora en temas de negocios. Un profesor de contabilidad de la Universidad de Chicago se da cuenta de que así como empresas necesitan asesoría legal de despachos de abogados, también pueden recibir asesoría en temas de gestión y administración por parte de especialistas en estos temas, entonces, así nace.

Es una firma privada que trabaja con las principales empresas de México, América Latina y el mundo, ayudándoles a resolver sus principales retos. Es una firma muy global, no me acuerdo ahorita, pero seguramente tiene oficinas ya en 60 o 70 países, cerca de 15 mil consultores en el mundo. No solamente trabajan con empresas; también lo hacen con Gobiernos, organizaciones de la sociedad civil. Hace poco me enteré de que están trabajando con el Vaticano, ayudando al papa Francisco en algunos temas. Es una firma que incide de muchas maneras a través de buenas prácticas.

-Hablando de la importancia, ahorita hablaremos de los mentores; a mí me gusta un modelo de MK y que seguramente ha servido para tú replicarlo en otros espacios, que es la mentoría a dos vías, es decir, tú, tu jefe. Tu jefe es una suerte de guía, siempre de mentor, pero tú también tienes la capacidad de evaluar lo bien o mal que va tu jefe.

Es una de las cosas que los hace únicos, que tengan una misión dual: ayudar a sus clientes a resolver los grandes retos y tener impacto, pero al mismo tiempo desarrollar y retener el mejor talento. Hay una serie de elementos culturales en la interacción entre la gente que trabaja en MK que son muy importantes.

La obligación de disentir. Tú tienes no solo el derecho sino la obligación. Si tú no estás de acuerdo con algo que se va a proponer, eres responsable por comunicarlo y no importa si eres el analista o el socio más senior, es ahí donde está el poder, en el mérito, no en el rol de la persona y eso hace que sea una organización muy horizontal y muy enfocada de nuevo en las ideas y en el mérito de la solución de los problemas, que son un gran lugar para el crecimiento y desarrollo de las personas y competitivo también.

-La zona de confort es peligrosa en general en la vida, te hace daño realmente cuando eres joven.

No hay zona de confort en McKinsey… Un día recibimos una llamada del que era el managing director a nivel global de MK, una persona de Canadá, Dominic Barton, gran persona, líder visionario, y nos dice que por qué tenemos una oficina en Monterrey y por qué nomás hay tres, cuatro consultores comparado con nuestras oficinas de NuevaYork o Londres (en ese entonces), y ya le explicamos que, de alguna manera, en Monterrey están los grandes corporativos de las multinacionales mexicanas y aquí está Femsa, Proeza, Cemex y Alfa. Él le daba la vuelta al mundo a todas las oficinas al año y dice: 'en esta ocasión les voy a pedir tres días para ir a México, por lo que les voy a regalar un día, voy a Monterrey'.

Sostuvimos una reunión con el ingeniero Lorenzo Zambrano, entonces director general y presidente del Consejo de Cemex. Fuimos a presentarle porque queremos hacer proyectos en Cemex y nos sorprendió diciendo que le interesaba, sí le interesa trabajar con MK, pero no en Cemex sino en el Tec, quería que le ayudáramos en definir qué tipo de investigación se debería hacer en el Tecnológico de Monterrey.

En ese entonces yo tenía ocho o nueve años de haberme graduado del Tecnológico de Monterrey. La verdad, nunca me había imaginado regresar como consultor… Ya estoy como profesor, colaborador, ahora como rector, y en esa conversación con el ingeniero Zambrano le hicimos una propuesta, nos contrató y empecé a ser consultor en el Tec, estuvimos trabajando así durante un par de años hasta que se da la transición. Sale el doctor Rafael Rangel como rector del Sistema y llega Salvador Alva como presidente al Tecnológico de Monterrey. Ya como consultor, me acerqué a platicarle todo lo que habíamos hecho y las ideas que traíamos. ¿Para qué sigues de consultor? ¿Por qué no te vienes para el Tec? 

-¿Eso hace cuánto fue?

Eso fue en febrero del 2012, hace nueve años. Ya en el Tec me incorporé como vicepresidente de Planeación y Transformación, responsable de los temas de estrategia, transformación organizacional y en temas de gobernanza institucional, que es un tema a veces no tan transparente desde fuera. El Tec, al ser una institución de la sociedad y para la sociedad, no tiene dueño. Se tiene que gestionar y gobernar de cierta forma. Existe un grupo de personas, de asociados, que de ahí emana un consejo directivo y dicho consejo tiene el mandato y la responsabilidad de cumplir el objeto social del ITESM.

-Identifico que existen dos personas, extraordinarias, únicas, que marcaron tu vida: el ingeniero Lorenzo Zambrano y José Antonio Fernández. De hecho, me enteré por Twitter de que el ingeniero Fernández vino a platicar con los alumnos hace poco. Qué feliz coincidencia…

Soy ingeniero Industrial y de Sistemas. En el noveno semestre, José Antonio impartía la clase de Sistemas de Planeación. Fue una de las mejores clases que tuve aquí. Desde ese momento establecimos una buena relación. De hecho, lo busqué posteriormente, cuando apliqué a los MBA, para ver si me ayudaba con una carta de recomendación. 'Con mucho gusto', dijo.

Me dio mucho gusto coincidir con él porque José Antonio ha seguido participando, a lo largo de su vida, en diferentes etapas del Tec. Ya está por cumplir 50 años de haber llegado de Puebla. Nos comentaba que cuando era estudiante, en primer semestre, tenía que hacer llamadas de larga distancia o mandar cartas para poder comunicarse con su familia. ¡Cómo ha cambiado el mundo! A José Antonio le encanta platicar con los alumnos y estar en contacto… En junio se graduaron más de cinco mil alumnos que no la han tenido fácil. Cursaron los últimos tres meses con educación a distancia.

José Antonio vino feliz a compartir su experiencia y conocimiento y también a hablar de los errores que ha cometido a lo largo de la vida, porque de los errores también se aprende. Además, insistió e invitó a los alumnos a cometer distintos errores porque todos somos producto de dichos errores.

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-Me gusta mucho, me he puesto a estudiar a profundidad el ecosistema cívico de Nuevo León. Tú participas como vicepresidente del Consejo Cívico, que es un ecosistema robusto, un ejemplo que habría que exportar. Pienso en términos de la visión que tengo, cómo veo Torreón hoy en día, cómo veo a La Laguna y cómo me gustaría que fuera. No necesariamente que las cosas funcionen exactamente igual, pero que puedas exportar dicho ecosistema no solamente para México. Yo diría que para el mundo…

Totalmente de acuerdo. Me atrevo a decirlo como lagunero, algo que admiro mucho de la comunidad  de Monterrey es que son un gran ejemplo para México y el mundo, es su capacidad de la participación ciudadana y el mindset de la ciudadanía y de los empresarios de adoptar los retos públicos y hacerlos propios, no solo dejárselos al Gobierno, y exigirle, que hay que hacerlo, pero no es solo eso. El tema de participación creo que viene de una tradición y una cultura de varias generaciones. Don Eugenio Garza Sada, fundador del Tecnológico de Monterrey. El propio Tec es un ejemplo, o sea, él estudia en el MIT, ingeniero civil, se gradúa por ahí de 1914, no puede regresar a México porque estaba la Revolución y estaba tomada Cervecería, pero cuando ya pudo hacerlo, desde que regresó dice: 'tenemos que desarrollar una universidad de clase mundial en Monterrey', en ese momento la población de Monterrey era de 250 mil habitantes, Garza pensaba en una universidad de clase mundial.

Pero antes de eso, desde su empresa, decidió que los trabajadores tenían que tener Seguridad Social, entonces hizo una especie de Infonavit antes de que existiera el Infonavit, un esquema de caja de ahorro y de préstamos; becas de estudios de sus colaboradores y de sus familias, ya era esa visión de hacerte responsable, de hacerte cargo de lo público porque eso no solo te beneficia a ti sino que nos beneficia a todos como comunidad y aparte es lo correcto.

Eso se ha ido traduciendo en la creación de diferentes instituciones. Una de ellas es el Tecnológico de Monterrey que nace de una invitación de don Eugenio, una serie de empresarios a poner recursos y crear esta institución, en particular el Consejo Cívico de las Instituciones de Nuevo León, nace, digo, también vinculado a la vida de don Eugenio... A don Eugenio lo tratan de secuestrar y se resiste, entonces lo matan a él y a su chofer. En ese momento se juntan una serie de empresarios y se preguntan: '¿ahora qué vamos a hacer? Tenemos que coordinarnos de mejor manera'. Ya existían las cámaras empresariales, pero no había coordinación con organizaciones de la sociedad civil. De ahí, justamente, surge el Consejo Cívico.

El Consejo Cívico agrupa a poco más de 100 organizaciones de la sociedad civil, universidades, ONG, colectivos que están trabajando en temas de reforestación urbana, cuidado de mascotas, derechos animales, temas de seguridad, violencia de género, educación.

Además se adoptan ciertos proyectos y los proyectos han ido variando en el tiempo, en su momento, cuando no existía el IFE o el INE, ayudaba a organizar las elecciones; hace algunos años apoyó en la creación de instituciones de seguridad. Ahorita apoyamos mucho en tres proyectos, la creación del Sistema Estatal Anticorrupción, en el tema de la plataforma, cómo vamos en Nuevo León, que es un tema muy interesante, la responsabilidad de hacia dónde vamos y qué queremos, no es del Gobierno, sino de todos, entonces definamos indicadores que queramos utilizar para medir de manera conjunta y hacer responsables a las autoridades, pero también a la sociedad.

Creamos también aquí a poca distancia del Tec, 100 metros, un centro que se llama ICU, Centro de Innovación e Impacto Social, para fomentar la creación de nuevas organizaciones de la sociedad civil y las pequeñas que hay, fortalecerlas y hacerlas capaces de tener mayor impacto. Existen otros mecanismos, como el Consejo Cívico de Nuevo León, que creo que complementan muy bien al Consejo Cívico. Se cambió la ley hace algunos años y ahora, por ley estatal, el Gobierno del Estado tiene la obligación de tener un plan de largo plazo y que ese plan lo cuide y lo acompañe un consejo con varias comisiones donde participan, por ejemplo, los rectores de las diferentes universidades de Nuevo León. Participamos ahí los empresarios y líderes académicos y sociales de los diferentes temas. Existe una visión de largo plazo y una visión colectiva de que para que le vaya bien a Nuevo León les tiene que ir bien a todos. Creo que es un mecanismo exportable y demanda mucha energía, recursos, pero también genera sentido de orgullo y pertenencia. Yo sí creo que después de Monterrey, las siguientes ciudades donde existen cosas similares son: Torreón, Chihuahua y Hermosillo, pero todavía hay cosas que se pudieron aprender de aquí de los colegas regiomontanos.

-Oye, tanto que se habla, y no lo menciono en sentido peyorativo, al contrario, de que cada uno tenemos una visión de lo que hace a un gran líder. ¿Cómo detectas tú a un gran líder? 

No todos los líderes son iguales, entonces hay diferentes esquemas y maneras de ejercer el liderazgo. ¿Cuáles son algunas características que yo sí observo que son relevantes? Curiosidad intelectual: es alguien que quiere conocer más, quiere entender cómo funciona algo, quiere saber más del tema, personas que traen más preguntas que respuestas. Dos: el mindset de protagonista contra el mindset de víctima para mí es fundamental. El mundo es complejo y va a haber problemas y hay dos maneras de verlo: '¿por qué todo me pasa a mí?' y 'pobre de mí' o '¿qué sí puedo hacer y qué no depende de mí?', sabiduría para conocer la diferencia y entrarles a los temas que sí dependen de mí. No pensar que todo está perfecto, saber que hay problemas, pero que tú puedes incidir en la construcción de un mejor futuro y verlo con proactividad; es un tema importante.

Para ser un líder tienes que inspirar a otros y comunicar tus ideas, esa habilidad que tienen diferentes personas para inspirar a los otros es un elemento que he identificado como común en diferentes líderes. 

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-Háblame, antes de entrar al tema de procesos, porque ello le ocurrió al mundo ante el cisma que nos ha representado la pandemia. Tener que sacar de la chistera procesos y reinventarnos. Eres especialista en el tema de empresa familiar, que es apasionante, pero que a la vez observa cierto grado de dificultad. Tu padre, don Ricardo, a quien conozco, admiro, quiero y respeto, desde hace muchísimos años, es un gran experto en la materia. Don Ricardo Murra: Pero ¿por qué empresa familiar?

Es algo con lo que crecí. Mi abuelo fue un hombre de negocios muy exitoso que creó una serie de empresas de distinta índole. Cuando la gestión de dichas empresas, entre tantos tíos y primos, implicó un reto, decidió crear un corporativo. Fue algo con lo que crecí. Después, en mi época de maestría tuve la oportunidad de contar con un muy buen profesor, experto en la materia. No era académico, se trataba de un hombre de negocios, un emprendedor, que advirtió el nicho de posibilidades en temas de ortopedia, muletas y sillas de rueda. Como ninguno de sus tres hijos quiso entrarle al negocio, fue planeando tanto la sucesión como la conversión de la empresa.

-¿Qué entiendes por filantropía? Yo lo considero, Juan Pablo, otra de nuestras asignaturas pendientes.

He descubierto, en los últimos años, un tema bien importante y, efectivamente, coincido contigo en que es una asignatura pendiente en México. Hace algún tiempo trajimos a un conferencista a la reunión anual de consejeros que organizamos en el Tec. Recuerdo que dejó una frase que llevo grabada: "filantropía es amor por la humanidad. 'Filos' viene de eso, es el origen de la palabra".

No se trata de señoras y señores grandes girando cheques para organizaciones de la sociedad civil. Necesitamos un concepto mucho más amplio de lo que significa filantropía y que también es algo que no tienes por qué dejar para el final de tu vida cuando sientes que ya lograste lo que tenías que lograr. En México, yo no tengo los datos exactos, pero creo que es  0.1 o 0.2 por ciento del producto interno bruto lo que lo que donamos los mexicanos en filantropía. Tenemos una profesora en la Ciudad México que genera unos estudios y unos libros sobre generosidad en México y el porcentaje de los mexicanos que donamos es poco y luego es menor el de los que donamos a organizaciones de la sociedad civil.

El número de organizaciones de la sociedad civil que hay en México es relativamente limitado. Si tú ves, en países como  Estados Unidos, la filantropía es más del 2, 3 por ciento del producto interno bruto; incluso países con el mismo nivel de desarrollo de México tienen un mayor nivel de participación. Yo sí creo que tenemos que reconocer que muchos de nosotros somos muy privilegiados y que tenemos la oportunidad de ayudar a los demás y lo puedes hacer con tiempo, talento y tesoro.

Es una visión más amplia de por dónde viene la filantropía. Creo que hay que identificar cuál es esa causa que te mueve y que te inspira y comprometerte desde la preparatoria o desde antes; yo sí creo que es un músculo que se va desarrollando y que, una vez que eres parte de, encuentras tus causas y las adoptas, ya no estás ayudando al otro, ya tú eres parte de ese proyecto y quieres tener mayor generosidad, pero es un gran reto en México.

A veces tienes menos dinero del que quisieras, pero eso no significa que no podamos ayudar a los demás y creo en la promoción de la filantropía y la creación de instituciones transparentes, ágiles, capaces de incidir en diferentes temas: educación, salud, medio ambiente, pobreza, violencia de género... Separar la cantidad de temas en los que se pudiera sumar una persona, son muchísimos y creo que el promover y celebrar la filantropía es una asignatura pendiente que tenemos los mexicanos.

-Yo creo que todos emprendemos a lo largo de la vida. Yo sigo emprendiendo; hoy estoy emprendiendo proyectos nuevos con la experiencia que me dan las torpezas y los éxitos. Estoy rodeado de un equipo, de un grupo de amigos jóvenes que se me hace sensacional. ¿Qué consejos nos darías y le darías a cualquier emprendedor? 

Aquí en el Tec hablamos del emprendimiento en diferentes etapas. Una de nuestras competencias transversales que definimos, que tienen que pasar el cien por ciento de los que pasan por el Tecnológico de Monterrey, es lo que llamamos el espíritu emprendedor, el cual es para todos y es una manera de entender la vida. 

El paso uno es identificar una necesidad o un problema, sobre todo una necesidad no resuelta, y obsesionarte con eso. Decía el fundador de Waze, que vino a un evento: 'enamórate del problema y no de la solución'. Si es un reto grande y complejo, el tamaño del emprendimiento va a ser mayor.

Segundo, emprender se parece un poquito a brincar de un avión sin paracaídas y construirlo en el viaje. A veces no hay que brincar solo, hay que brincar en equipo. Uno, saber que emprender es de alto riesgo y que a veces no va a funcionar; y también, el emprendedor tiene que conocerse muy bien cuáles son sus fortalezas y debilidades y cómo se complementa con equipos y personas que tengan el resto de las habilidades y competencias que se requieren para llevar con éxito el emprendimiento.

-En enero del año pasado empezamos a escuchar de un virus en China y que llega la pandemia. Vaya reto para el Tec de Monterrey, vaya reto para el mundo y para los estudiantes. ¿Cómo lo viviste? 

En el Tec fuimos de las primeras instituciones mexicanas que tomamos decisiones. La primera decisión fue si se iban o no se iban los alumnos que iban de intercambio a China. Decisiones muy complejas porque a veces no era decisión nuestra, era decisión del país y la gente no lo alcanza a ver del todo. Primero fueron los que estaban en China, luego los que iban a Corea o a Japón, después los que iban a Italia. De repente, en febrero uno de los primeros casos fue en Torreón y creo que era hermana de un alumno nuestro; ahí lo vimos muy cerca. 

La primera decisión fue la capacidad de agilidad que tuvimos para tomar decisiones rápidas porque nos sentíamos muy cómodos con la fuerza y capacidad del Tec de mover los cursos a un modelo 100 por ciento en línea. Creíamos que nuestros profesores y nuestras capacidades tecnológicas nos lo permitían; pensamos que iba a ser de corto plazo.

Muy pronto en la pandemia definimos una serie de principios guía para la toma de decisiones, teníamos que tomar decisiones complejas  y difíciles. Uno, en todo momento, y ante todo, proteger la salud de la comunidad; dos, nos debemos a los alumnos, cuidar la continuidad académica de calidad; tres, la situación económica va a estar compleja. En el Tec trabajan más de 33 mil personas, ¿cómo les damos cierta certidumbre económica y tranquilidad para cuidar a nuestra gente tanto en la parte laboral como en su salud, en sentirse cómodos, protegidos? Tenemos la ventaja de que más del 95 por ciento de los que trabajamos podíamos hacerlo desde casa. A quienes sí tenían que estar presencialmente, les contratamos algunos seguros especiales, les dimos garantías, temas de salud mental. 

Nos dimos cuenta de que en la institución hay muchos privilegiados, entonces ¿cómo poníamos al servicio de la comunidad las habilidades que teníamos? En temas de investigación, el desarrollo de nuevos ventiladores; la construcción de equipo de protección personal, mecanismo de diagnósticos.

Participamos en una iniciativa muy valiosa que se llamaba Juntos por la Salud, en coordinación con la Secretaría de Relaciones Exteriores, donde nos sumamos para aportar recursos para dotar de equipo de protección a diferentes hospitales públicos; mucho acompañamiento y asesoramiento como en la precompra de vacunas.

Creamos una plataforma de datos para saber dónde se estaban dando los casos, con qué severidad, en qué hospitales, datos económicos, asesorías a Gobiernos y municipios en el proceso. 

-¿Cómo va a ser el mundo mañana, Juan Pablo? ¿Qué mundo vislumbras? La pandemia sí trajo muerte, desolación, se evidenció la injusticia, pero también tuvo grandes oportunidades. La crisis es oportunidad.

Yo sí creo que nos va a cambiar a todos los que vivimos la pandemia, es una experiencia muy fuerte que te descongela. Lo que nosotros valoramos en lo individual, las decisiones que tomemos van a cambiar, y eso se va a ver reflejado en nuestras instituciones y en nuestras sociedades. Sí creo que vamos a regresar a valorar elementos que antes dábamos por sentado, desde la vida, la salud, la cercanía con los seres queridos, la libertad.

-La tecnología sí puso el acento en algo: aceleró ciertos procesos y también ha motivado desempleo en otras áreas. ¿Qué carreras dirías que van a ser las más socorridas o contratadas por las grandes empresas?

Uno, creo que el aprendizaje durante toda la vida ahora va a ser más relevante. Vamos a tener que estarnos reinventando, en promedio estamos pasando de tener cuatro o cinco trabajos distintos en la vida a cerca de 13. La educación y la formación va a ser un continuo. A mí cuando me preguntan qué estudiar, les digo: 'estudia lo que te apasiona, la principal razón es si estudias lo que te apasiona, lo vas a disfrutar y lo vas a hacer mejor. Son dos habilidades que vas a necesitar para toda la vida: disfrutar y aprender bien. 

Creo que también hay que tener la capacidad de saber cuáles son las avenidas normales en las diferentes disciplinas. Eso es importante, pero se vuelven más importantes las competencias transversales: la capacidad del pensamiento crítico, del pensamiento complejo, de la inteligencia social  y emocional, la capacidad de trabajar en equipo, la habilidad de comunicación, las redes que vas construyendo de amigos; eso se vuelve más importante que el qué. Es más relevante el cómo aprender que qué aprender. 

-Rector, te voy a platicar. Me estoy acordando de una vez que me dan un cargo que tenía un peso. Fui con un tío muy inteligente y me dijo: 'acuérdate de algo, los cargos son prestados y son temporales'. Yo sentía vértigo porque significaba un cambio en mi vida. Me imagino que tú sentiste un poco de vértigo y de  gusto cuando te dijeron que eras el rector. ¿Cuál fue ese proceso?

Yo creo que es un gran honor, un gran privilegio y una gran responsabilidad servir desde estos roles en el Tecnológico de Monterrey. Tenemos que estar muy conscientes y muy agradecidos de eso.  El Tec es una institución que ha construido literalmente cientos de miles de alumnos que han pasado por aquí. Significa una gran responsabilidad el cuidarla, nutrirla, protegerla y que siga creciendo y avanzando. 

Afortunadamente, ya tenía un tiempo en el Tec, no venía totalmente nuevo, ya sabía por dónde venían los retos y posibilidades. Aun así creo que para mí este año ha sido de mucho aprendizaje. Crees que sabes más de lo que sabes y te das cuenta muy rápido de que hay muchos temas que no dominas. Por primera vez en mi estilo de gestión me gusta mucho meterme a entender cómo funcionan las cosas, meterme a resolver problemas. El alcance y la amplitud de los temas de los que soy responsable ahora, literalmente, por más que quisiera, no tendría horas el día para poderlo hacer. Mi principal responsabilidad ahorita es definir quién es el equipo y después apoyar a cada uno de ellos a que sea exitoso y no estorbarles mucho. Fue un proceso distinto, pero cuando te vas dando cuenta de que ahí está la gente y ahí está el equipo y que el Tec es más grande que cualquier persona, venimos de paso y lo mejor que puedes hacer es poner tu talento al servicio de esa misión y ese proyecto; de eso se trata, no se trata del rector ni mucho menos. 

-¿Qué te apasiona cuando te quitas el traje de rector?

Me apasiona la educación en general, estar vinculado a temas educativos va a ser parte de mi historia siempre. Estoy convencido de que el futuro de una persona y el futuro de un país dependen de la educación de hoy. Al final del día ahí es donde se nutre, se construye y se materializa el potencial humano.

´Me imagino vinculado siempre a proyectos educativos. Me interesan mucho también los temas de participación ciudadana y de organizaciones de la sociedad civil. 

Me gustaría estar más cerca de emprendedores que estén buscando resolver grandes retos de la humanidad en temas de educación, de sostenibilidad; me gustaría estar más cerca de ese ecosistema. 

-Juan Pablo, a nombre del equipo de El Siglo de Torreón te damos las gracias por habernos recibido. Gracias por formar parte de esto que busca significar la memoria histórica de los cien años de El Siglo de Torreón.

Muchísimas gracias por la invitación. Muchas felicidades a toda la comunidad de El Siglo de Torreón por esos cien años. Parte de mi infancia fue llegar corriendo a ver la sección de Deportes, a ver a los jugadores del Santos. Todavía sigo siendo un ávido consumidor de las plataformas tecnológicas y digitales de El Siglo. Gracias por lo que hacen por la comunidad, la importancia del periodismo bien hecho, del periodismo local; es un bien público. Aquí tenemos la carrera de Periodismo, nos cuesta que alumnos se metan a estudiar ahí, pero la seguimos empujando porque creo que una comunidad requiere de buen periodismo y nos beneficiamos todos. Felicidades por el trabajo que hacen.

Escrito en: Rumbo al centenario Juan Pablo Murra El Siglo de Torreón creo, temas, diferentes, gran

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