EDITORIAL

MAC

Federico Reyes Heroles 7 may 2024 - 04:22

Jacinto Benavente

Astuto le dicen, político muy avezado. No coincido con él, pero… qué habilidad. Algo está ya muy torcido cuando a los perversos los aceptamos como inteligentes. La inteligencia es mucho más que habilidad para facilitar la insidia. AMLO sabe que, a pesar de los miles de horas empleadas por él y los suyos para engañar a los mexicanos, el final de su sexenio es una larga lista de fracasos. Sabe que él y los suyos necesitan permanecer en el poder, porque la cantidad de tropelías, robos, abusos, violaciones a la ley cometidas en su sexenio, constituyen un fantástico material para proceder jurídicamente contra muchos. Ese es su verdadero legado. La negligencia en el manejo de la pandemia fue criminal; el trato a los migrantes, las desapariciones, las violaciones a derechos humanos cometidas por las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional y, sus vínculos con el crimen organizado que hoy están en la mira de Estados Unidos y otras naciones. Él, que tanto invoca a los felinos, debería recordar lo dicho por José Martí: la política es como cabalgar en un tigre, el problema es bajarse de el.

La semana pasada, enfurecidos, el presidente y el inefable director de PEMEX, cometieron una arbitrariedad de tal magnitud, que cargarán una lápida. Como lo ha explicado espléndidamente Luis Farías Mackey, por el espectáculo del viernes pasado, están atrapados en un perverso galimatías. Al tratar de engañar a la opinión pública sobre la muerte de Carlos Fernando Márquez Padilla, quien fue esposo de María Amparo Casar, pretendieron echar abajo un documento oficial que avalaba la muerte por accidente. El documento provenía de la entonces Procuraduría capitalina, de hace 20 años. Como explica Luis Farías, un acta de defunción es un acto de una autoridad que no puede ser modificado sin abrir un proceso que permita a las partes ventilar sus posiciones. Pero según la nueva versión, que ahora quieren imponer sin mostrar una sola prueba, el acta fue modificada por las presiones del "influyentismo", eso se dice en el libro. O sea que, el Jefe de Gobierno y su Procurador, Bernardo Bátiz, modificaban a discreción documentos oficiales y, por ello, incurrieron en responsabilidad administrativa y penal, al deformar los hechos a partir de presiones. Hubo connivencia. Está escrito.

Ahora hablan de una nueva acta en la que se asienta que fue suicidio. Quién modificó el acta, por qué no avisó a los afectados. Sin mediar explicación, unilateralmente, PEMEX suspendió la pensión, que es imprescriptible. Todo esto para irse encima del prestigio de una gran analista y luchadora por los derechos humanos, pues recordemos que el derecho a la información es parte de ellos. Hay, como dice Farías, una maquinación, sin ser autoridades se meten en un asunto que no les compete. Al publicar el expediente, violando principios básicos de privacidad y exponer datos personales, que los haría acreedores a otro tipo de sanciones, anulan cualquier posibilidad de proceder judicialmente, pues…ya violaron el debido proceso. Inteligencia, no, miopía, inquina, mezquindad, pequeñez.

Por andarle revisando la pensión de María Amparo, por haber perdido cinco años en ataques, venganzas personales, ni siquiera se han dado cuenta de que PEMEX está quebrado, que debe alrededor de cientos de millones de pesos a proveedores, que pierde en refinación, que produce cada vez menos, que ha recibido 1.32 billones en apoyos y no sale. Que podría arrastrar al país. Es una vergüenza que cuesta mucho a los mexicanos. Pero ahora es la pensión de María Amparo lo que merece su atención. El caso Casar retrata fielmente a la administración: rencor como brújula vital y gubernamental. ¿Continuidad emocional?

La vida me ha dado la fortuna de conocer a MAC desde que éramos estudiantes. Los golpes la fortalecen. Y además, su excelente libro Los puntos sobre las íes…se venderá más.

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de EDITORIAL