Cultural

La casa de Ana Frank en Ámsterdam

Se trata de un lugar habitado por memoria e historia

Víctima. La historia de Ana Frank es una de las más estremecedoras de la Segunda Guerra Mundial.

IDOIA LEAL BELAUSTEGUIGOITIA 2 may 2024 - 11:36

Después de residir 17 años en Países Bajos, no había tenido la valentía de entrar en esa casa histórica, quizás el testimonio más estremecedor desde la voz de una adolescente que lo vivió y lo escribió en su diario. Fuimos ahí porque Beto Médez y Karla, quienes nos visitaron desde Lerdo, Durango, querían conocer la casa de Anne. Caminamos hasta la Prinsengracht 263.

Una discreta puerta de madera azul fuerte tiene una pequeña placa en metal donde se lee: Anne Frank huis (casa de Ana Frank). Durante la visita en la Casa de Anna Frank, hoy convertida en un museo en Amsterdam, está prohibido tomar fotografías y videos. Se les pide a los visitantes hacer el recorrido en el menor silencio posible.

El aire está frío y la iluminación de las habitaciones es una luz tenue; da la impresión de estar, al final del día, en un atardecer perpetuo.

La casa no tiene muebles, solamente hay fotografías e informaciones que nos sitúan en la época de la ocupación nazi en Amsterdam y en los dos años que Ana Frank, su familia y la familia Vanpel, estuvieron escondidos en el anexo trasero de las oficinas (“achterhuis” en neerlandés). Recordemos que los Países Bajos, en el inicio de la Segunda Guerra Mundial, optaron por ser neutrales en los conflictos internacionales, los neerlandeses pensaron ingenuamente que declararse neutrales los salvaría de una invasión alemana, se equivocaron. Paracaídas alemanes aterrizaron en Países Bajos el 10 de mayo de 1940 y la ocupación nazi duró hasta el 4 de mayo de 1945.

EL ESCONDITE

El triste episodio del día en que los descubren y los llevan presos, también está descrito durante la visita. Y días después de su arresto, los nazis se llevaron los muebles, dejando vacío el anexo trasero. Quedaron papeles y los diarios de Anna Frank en el piso. Estos papeles y los diarios fueron guardados porMiep, la secretaria del señor Otto Frank.

Ella no leyó nada, solamente los guardó con la esperanza que los Frank regresaran. En los campos de concentración Bergen-Basel, en Alemania, murieron Margot, su hermana, Judith, su madre y Anna. Solamente sobrevivió Otto, el padre, que cuando supo la noticia devastadora de la muerte de su esposa e hijas, simplemente ya no tenía motivos para vivir. Miep, le entrega el diario. Otto lo lee. Está sorprendido de la madurez, los pensamientos y las ideas de su hija. “No conocía a mi hija, hasta que leí su diario”, dijo.

Es a través del diario que él descubre los pensamientos de Anna, quien soñaba con convertirse en una famosa periodista y en una gran escritora cuando la guerra terminara. Otto Frank es el creador de la Fundación de la Casa de Ana Frank y esta cumple con la tarea de ser memoria y un testimonio de los terribles años de la Segunda Guerra Mundial y en específico la ocupación nazi en Ámsterdam.

MUEBLE DE ARCHIVO ESCONDE EL REFUGIO

Otto decidió no comprar ni colocar ningún mueble, lo único que hay son fotos y recortes de revistas en una de las habitaciones, la tarja original de la cocina con su llave del agua. Lo más estremecedor: la puerta del anexo que estaba tapada por un gran mueble de archivo y así el acceso al refugio estaba oculto.

Estar ahí e imaginarse que estas dos familias permanecieron encerradas en ese sitio, es simplemente una experiencia difícil de narrar. Están en unas vitrinas los diarios de Anna, el original de 1944, escrito en neerlandés en letra cursiva, donde cada día empieza con: “Lieve Kitty”, que significa Querida Kitty. Hay otro diario de 1943, reescrito y corregido por Anna. Según datos del museo, hubo otro diario y ese desapareció. Es un lugar de memoria y de historia.

También enfatiza lo fundamental que es la tolerancia entre los distintos actores en la sociedad. La penúltima sala muestra fotos y posters de la propaganda nazi y explica lo peligroso que resulta cuando alguien llega al poder y priva de la libertad y la vida a las personas. Al finalizar la visita, en la última sala hay una maqueta con las habitaciones y los muebles y camas que alguna vez hubo ahí.

Y para concluir, contemplamos un gran muro con más de 30 libros del diario de Ana Frank publicados en muchos idiomas del mundo. Hay cuatro distintas ediciones en español.

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