La música del ballet Maximiliano y Carlota es un trabajo de Caleb Ruiz, el cual también cuenta con la intervención en arreglos de Alejandro Vera, ambos jóvenes compositores laguneros. (CORTESÍA)
Por más de dos décadas, Gerardo Páez dedicó esfuerzos para desarrollar un texto. Sus intereses en el Segundo Imperio Mexicano se imprimieron en cada línea. De instinto investigador, el autor logró dar con las cartas personales de Maximiliano de Habsburgo y su esposa, Carlota.
“Leyendo un libro sobre las cartas de Carlota, me di cuenta de que tenía todos los elementos para un ballet clásico: los príncipes, el castillo, el romance, la locura, la tragedia”, indica Páez en entrevista telefónica.
El libreto de Páez ha cobrado vida en Monterrey durante los últimos dos fines de semana. Los otros partícipes del ballet son el brasileño Thiago Soares, en la coreográfía; el lagunero Caleb Ruiz, en la dirección musical; Marco Reyna, en el vestuario; el también lagunero Alejandro Vera en los arreglos musicales y una orquesta sinfónica dirigida por el maestro Felipe Tristán. Un proyecto que en su totalidad fue montado y producido de manera inédita por el Ballet de Monterrey, siendo también su primera producción propia.
Páez narra que, tras años intentando montar el ballet, fue Thiago Soares quien se interesó por la historia. El estreno mundial de la obra fue el pasado 28 de septiembre y este fin de semana volvió a tener funciones en el Teatro de la Ciudad de Monterrey.
Respecto a la historia, esta se desarrolla en un contexto de caos y tensión política, lo cual hace que las emociones afloren entre los personajes principales. Es un ballet que consta de dos actos, con duración aproximada de hora y media, orquesta en vivo y la participación de más de 40 bailarines en escena.
“Empieza con la emperatriz (Carlota) ya viuda, en Bélgica, privada de sus facultades mentales. Ahí se ve en un espejo y empieza a recordar su llegada a México (en 1864) como la nueva emperatriz”.
Entre sus acentos dramáticos sobresale la locura de Carlota que se muestra en varias escenas. Además del fusilamiento de Maximiliano, el cual logra subir la tensión de la coreografía a un alto nivel, arrancando más de una lágrima del público.
“Esto es un trabajo en equipo. Tuvimos que montar coreografía, adaptar el libreto a la coreografía y luego componer la música para la coreografía también. Hay que cosas que puedes escribir en un libreto y que no se pueden bailar en un ballet. Los bailarines de ballet no hablan sobre el escenario, pero cuentan la historia a través de movimientos y gestos, en una ventana que muestra otro encuadre de la historia.
“Rescatar ese periodo de la historia que a veces está medio olvidado y que a veces los historiadores se brincan, porque fueron sólo tres años los que (Maximiliano y Carlota) estuvieron en México, pero en esa historia hay un impacto muy grande que se ve hasta nuestros días con todas las cosas que hicieron. Ellos fueron quienes instituyeron la educación primaria obligatoria y gratuita, redujeron el horario de trabajo de los indígenas y limitaron los castigos corporales, hicieron avenidas, comunicaciones. Realmente eran muy progresistas”.
PARTICIPACIÓN DE LAGUNEROS
Como se informó con anterioridad, la música del ballet Maximiliano y Carlota es un trabajo de Caleb Ruiz, el cual también cuenta con la intervención en arreglos de Alejandro Vera, ambos jóvenes compositores laguneros.
Ruiz, pianista especializado en danza, compuso una obra escenográfica y posmoderna, para la cual se inspiró en los movimientos de los bailarines, donde registró leitmotivs para cada protagonista. Incluso incluyó la música que le gustaba a Maximiliano y Carlota, como la pieza La Paloma, de Sebastián Iradier.