Hoyel edificio vive sus últimas horas. Su techo ha caído, mordisqueado por la máquina que ha completado el proceso hecho por el paso del tiempo. Su fachada correrá con la misma suerte; la parte superior prácticamente ha desaparecido. Mientras tanto, la percusión de las obras continúa al interior. Estos trabajos darán pie a la construcción de un nuevo desarrollo comercial.
El 18 de mayo de 1986 un pintoresco restaurante fue inaugurado en el número 25 sur de la calle Donato Guerra, frente a la Alameda Zaragoza, en el Centro de Torreón. El inmueble destacaba por su estilo oriental. Se trataba del Palacio Chino, un negocio impulsado por los empresarios Gilberto Chong y Tomás Chao López, cuyo diseño es obra del arquitecto Sergio Ledesma.
Hoy el edificio vive sus últimas horas. Su techo ha caído, mordisqueado por la máquina que ha completado el proceso hecho por el paso del tiempo. Su fachada correrá con la misma suerte; la parte superior prácticamente ha desaparecido. Mientras tanto, la percusión de las obras continúa al interior. Estos trabajos darán pie a la construcción de un nuevo desarrollo comercial.
Cabe señalar que, según información del ayuntamiento de Torreón, los actuales propietarios del inmueble cumplieron con todos los trámites y requisitos para obtener el permiso de la demolición. No se trata de un edificio viejo, apenas cumplió 37 años (aunque representa más de un cuarto de la historia de Torreón), por lo que tampoco se encuentra catalogado ni protegido por entidades como el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ni por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL).
No obstante, el historiador Carlos Castañón asegura que el valor de este tipo de inmuebles va más allá de lo histórico, es por eso que la demolición del Palacio Chino ha causado tanto revuelo en redes sociales.
“Has dado en el clavo. No es relevante si está reconocido por el INAH o por el INBAL, sino por la gente. Realmente lo que hace valioso a los inmuebles, a los lugares, a los espacios, son las identidades cuando la gente dice: ‘Esto lo tomo como referencia’. Y el Palacio Chino se convirtió en una referencia en los últimos 37 años”.
El Palacio Chino rompía con el estilo arquitectónico del lugar. Sergio Ledesma siguió un modelo oriental planteado por los propietarios, el cual tuvo que construir con los medios locales a su alcance. Tenía puertas imponentes, lo habitaba una serie de símbolos tradicionales chinos y sobresalía el empleo de colores como el rojo, el verde y el dorado. También estuvo dotado de salones para banquetes y posadas, donde la sociedad lagunera solía organizar reuniones, según lo registrado en la hemeroteca de esta casa editora.
Se trató de un restaurante elegante de comida cantonesa (Cantón es la región de dónde históricamente han sido originarios la mayoría de migrantes chinos desembarcados en México). Su menú, guisado por chefs chinos, incluía platillos como costillas cantonesas, mariscos preparados al estilo oriental o albóndigas de camarón y pescado, entre otros. Era una aventura de sabor, tal como lo indica un anuncio publicado en las páginas de El Siglo de Torreón.
“Ir a comer al Palacio Chino era una experiencia por todo lo que implicaba el entorno”. Cabe señalar que los propietarios originales del inmueble dejaron la ciudad a raíz de la violencia desatada hace más de una década, debido a la guerra contra el narcotráfico. Desde entonces, el Palacio Chino quedó en desuso.
REFLEXIÓN EN EL PASADO
La desaparición del Palacio Chino provoca que Carlos Castañón reflexione sobre el paso histórico de la comunidad china en la Comarca Lagunera.“Es un poco como si se borrara algo de la historia de los migrantes chinos en Torreón. Me parece simbólico que en 1911 se pretendió borrarlos, masacrarlos, y en los años veinte y treinta hubo una campaña para borrarlos. Y ahora, si bien no es un elemento de racismo, sino de meter las máquinas para ‘destruir lo viejo y construir lo nuevo’, en ocasiones hasta con un valor inferior a lo que ahí había”.
En Torreón sobreviven algunos edificios de arquitectura china, tales como el que alberga a un bar sobre la calle Blanco, entre Morelos y Matamoros. Así como la casa-habitación ubicada en calle Blanco número 32, entre Matamoros y Allende, la cual tiene más de cien años y, con la ficha I-001080039, está registrada en el Catálogo Nacional de Monumentos Históricos Inmuebles del INAH. Otra vivienda está ubicada sobre el bulevar Constitución, en la colonia Ampliación Los Ángeles.