(RAMÓN SOTOMAYOR)
Prefiere que el observador se genere su propia reflexión al contemplar sus obras. La maestra Liliana Fischer se encuentra en la Pinacoteca del Museo Casa del Cerro, a pocos minutos de haber inaugurado su exposición ‘Fischer al Des-Nudo’, en colaboración con la coordinación de Artes Visuales del Instituto Municipal de Cultura y Educación (IMCE).
En entrevista, Fischer indica que su exposición tiene sustento en cuatro pilares: lo espiritual, lo fisiológico (cuerpo), lo psicológico y lo emocional. El título remite a que la capacidad aletargada del individuo a quitarse cargas.
“El guion (de ‘Fischer al Des-Nudo’) siento que soy yo, que vengo a conectar y liberar con el nudo. Entonces, es un desnudo tanto fisiológico como espiritual y todo lo demás, pero es una situación de vida, que siento que constantemente nos tenemos que estar desnudando, desarmando para volvernos a reconocer e irnos recreando”.
Asegura que la palabra “control” la ha sacado de su vocabulario, que con constancia retorna a su ser más vulnerable y sensible para exponerla en esta muestra pictórica que involucra 22 piezas pictóricas (entre óleos, acrílicos, collages y técnicas mixtas) y tres instalaciones de arte-objeto.
“Generalmente yo empiezo a crear. No hago un plan. Luego empiezo a hilar obra para una exposición. Por lo regular tienen un hilo conductor, porque siento que mi obra también es confesional, en el sentido de que son procesos creativos que me conectan con la parte profunda e inconsciente y son propios”.
En sus obras, Fischer parte de lo personal hacia lo universal. Piezas como ‘Amor propio’, donde intervino una fotografía que le tomó su amiga Ana Cuevas, tienen raíces en presencias familiares, en este caso, en su abuela.
“Es muy personal, porque mi abuela me decía que el pelo era importante. Me cepillaba el pelo y me hacía sentir como mucho amor y cariño. Entonces, esta la estoy dedicando a mi abuela”.
¿Qué es lo que Liliana Fischer confiesa a través de esta exposición? La maestra responde que todos los seres humanos poseen cargas, que si no son atendidas pueden somatizarse y enfermar al individuo. El hecho de contemplar una obra artística puede auxiliar para conocer qué áreas psicoemocionales deben atenderse.
La pintora camina entre los asistentes a la inauguración, se detiene frente a un collage que está relacionado con su vida. En el plasmó a un bebé perdido, a sus hijos, también incluyó una carta astrológica regalada por su madre y referencias al tarot y el psicoanálisis jungiano. “Que viene a ser una referencia a la suerte de la vida. A veces te echan las cartas, ¡y así es la vida! Puedes tener una cosa y no es lineal, sino que se mueve de diferentes maneras y viene a representar eso”.
Fischer también es psicoanalista, de ahí la gran influencia de estas temáticas en sus creaciones. La experiencia le ha dado los elementos para considerar que el arte es la vía hacia el inconsciente. Por eso en ‘La ropa sucia se lava en casa’, una pieza de arte objeto, traza un camino hacia la infancia: un vestido cuelga y lleva sobre sí prejuicios anotados.
“Representa la infancia y estos son los adjetivos calificativos que nos dan los papás, la familia, la gente y todo eso. Lo puse en dos colores, en morado porque es más espiritual, y en rojo porque es más agresivo, pues te pueden decir: ‘¡Estás gorda!’ O te pueden decir: ‘¡Ay! Estás gordita’. Hay una diferencia en la percepción de cómo recibes el adjetivo”.
La muestra ‘Fischer al Des-Nudo’ estará en el Museo Casa del Cerro hasta el próximo 6 de septiembre.