Carlos Cortés, el orgullo del sonido mexicano
El sonido mexicano se posiciona a nivel mundial. Carlos Cortés Navarrete es uno de sus rostros, aunque podría decirse mejor: uno de sus oídos. Su capacidad en la sala de audio le ha otorgado varios premios, entre ellos el Óscar a Mejor Sonido que en 2021 compartió junto a Phillip Bladh, Nicolás Becker, Carolina Santana y los mexicanos Michelle Couttolenc y Jaime Baksht, tras sonorizar la película Sound of metal, dirigida por Darius Marder.
Cortés estuvo en la 37.ª edición del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), en la Sala 2 del Conjunto Santander de Artes Escénicas, donde este fin de semana impartió la conferencia El sublime arte de contar una historia a través del sonido. Allí reveló detalles sobre su proceso creativo y la disciplina que ha tenido que seguir en su trabajo. También enfatizó en la importancia de las colaboraciones, aspecto clave para la concepción sonora en Sound of metal.
MÚSICO DE PROFESIÓN
Al igual que el protagonista de Sound of metal, Carlos Cortés es un apasionado por la música, tanto que la contempló como primera opción de sus estudios profesionales. Al terminar la preparatoria, se vio envuelto en confusión y tuvo la oportunidad de salir del país.
"Me puse a trabajar en cosas que no tenían nada que ver con la música: pinté casas, tocaba en la calle. Al regresar a México, en esa época no había instituciones per sé de ingeniería en audio, te estoy hablando de la prehistoria, todavía del siglo XX".
Recordó también su paso por la carrera de Electrónica y Comunicaciones, cómo a medida que avanzaban los semestres, se daba cuenta de que su proyecto de vida no consistiría en diseñar y fabricar teléfonos celulares. Un pequeño curso sobre edición de audio, cursado en el extranjero, terminaría por darle el empujón que necesitaba para encontrar su camino.
"En esa época se usaba mucho que entrabas a un estudio y empezabas como asistente, desde abajo y podía pasar mucho tiempo antes de que te permitieran poner las manos en cualquier consola. Mi empuje, cuando terminé este cursito, fue que me dediqué durante mucho tiempo al sonido en vivo, como cuatro años y medio. Me di cuenta de que eso era muy pesado, es una bestia muy distinta, pero desde ahí empecé a desarrollar mi pasión en el oído".
Cortés nunca pensó realmente en acabar tras los 5.1 canales del séptimo arte. Aunque, cuando volvió a México, comenzó a trabajar en proyectos audiovisuales porque era lo que le interesaba.
"Es una consecuencia. Piensas 'quiero llegar ahí', obvio, pero tienes que estar trabajando y no estás pensando 'todavía no estoy ahí, todavía no estoy ahí', sino que sigues haciéndolo. A veces es muy difícil, porque, pues sí, necesitas pagar la renta y a veces no es tan sencillo, pero este empuje que tenía, como muchos de los colegas, creo que hay una necesidad insaciable de estar conociendo siempre algo, que no necesariamente tiene qué ver con la institución, que obviamente tiene un peso, pero mi trasfondo es la ingeniería electrónica".
Sus intereses actuales circulan en las ondas de la música electrónica, precisamente por los procesos que implica su creación. A eso se añade su continuo interés por las novedades en plug-ins y aplicaciones para audio. Todo eso es lo que alimenta y expande su espectro de herramientas.
"Los músicos y los ingenieros comienzan a difuminarse desde cierto punto de vista. Los músicos y los compositores, algunos ya hacen diseño de sonido y hay ciertos diseñadores que ya hacen atmosferas, no es que sean iguales, cada uno su especialidad, pero empiezan a relacionarse. Entonces, es abrir la paleta de posibilidades y encontrar los recovecos donde puedas meterte".
DESDE LA SALA
Un sinfín de películas marcan la carrera de Carlos Cortés Navarrete, entre las más recientes destaca el documental Tempestad (2016), y las ficciones Epitafio (2015), Our Time (2018) y por supuesto Sound of metal (2019), donde es uno de los encagados de sonorizar la sordera que padece "Ruben" (Riz Ahmed).
Su trabajo ha sido posible gracias a poder crear en una sala de audio acondicionada para cine. En el caso particular de Sound of Metal, el departamento de audio trabajo durante 13 semanas para terminar el sonido de la película entre la edición y la mezcla.
"Después fue tomar distancia, para ir puliendo las cosas. Y claro, el entorno, que tengas un espacio donde puedas arrojar el aire y puedas realmente percibirlo, en magnitud de una sala grande, pues sí ayuda a poder pulir y pulir. Llega un punto donde tienes qué decidir hasta dónde es lo adecuado, porque, si no te pasas de tueste y arruinas la secuencia".
Tomar distancia del proyecto, saber cuándo parar y retomar la mezcla cuando el oído haya descansado, son parte de la rutina de trabajo en Carlos Cortés. Ampliar el panorama e invertir tiempo para conocer nuevas propuestas de música y sonido cinematográfico, igualmente le ayuda.
"Lo que me ayuda mucho también es escuchar música nueva. Siento que es algo que también me nutre, justamente, porque te empiezas a relacionar con todas las otras artes: pintura, literatura. Cuando empiezas a nutrir esa parte, generas cosas que no necesariamente tienen que ver con cine. Te ayuda a percibir de otra manera o plantear otras posibilidades".
Para este diseñador sonoro mexicano, cada proyecto es distinto y se debe empezar por encontrar el lenguaje de la película, tomando en cuenta todos los elementos que la compone. A partir de dar con ese aspecto, comienza a trabajar y trasladas las ideas que surgen en su mente hacia la consola.