EDITORIAL

¡Viva la lucha libre!

Manuel Rivera

Algunos seres humanos se burlan de lo serio y aceptan como serio lo que merece su burla.

Ahí está, por ejemplo, la conocida sentencia que reza: "Lo único serio en este país es la lucha libre", muchas veces envuelta en un sentido peyorativo, cuando debería pronunciarse dentro de la mayor formalidad.

Es cierto que el panorama político nacional parece más el de una arena de lucha, que el de un país necesitado de propuestas y soluciones para problemas crecientes como el de seguridad, convertido ya en uno de gobernabilidad.

Pero ese parecido, aun originado en hechos que podrían justificarlo, no debería ser motivo para faltar el respeto a aquello que merece la mayor veneración.

¿Cómo comparar la manipulación y disputa disfrazadas con el fin de asumir el poder para logros personales y de grupo, con la fusión de la disciplina física en las artes escénicas y circenses, orientadas a la franca representación de la lucha universal del bien contra el mal?

Mientras lo primero se gana la burla, lo segundo merece el respeto.

¿Cuántas personas preferiríamos sentarnos a la mesa con nuestro luchador favorito, para conversar con él y nuestros hijos, a sabiendas de sus admirables habilidades histriónicas y simbolismo de sus puestas en escena, antes de hacerlo con un mal actor que bajo una franquicia llamada "partido político" disfraza sus fines particulares con causas públicas?

Aunque posiblemente esté de más subrayarlo, por supuesto que no todo profesional del pancracio es un santo -en sentido amplio-, ni todo político es un pillo. Al fin y al cabo, todos son seres humanos y, en mayor o menor medida, juguetes de las circunstancias.

Empero, el reciente caso de los retos que cruzaron el titular del Ejecutivo, Andrés Manuel López Obrador, y el presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, Santiago Creel Miranda, difícilmente puede evitar la comparación de la política actual con la lucha libre.

El primero, a quien con toda seriedad y objetividad podría anunciársele como "El Antes y el Después del Quehacer Político en México", y el segundo, que en los mismos términos dirigidos a reconocer su valía, podría conocérsele como "La Opción Blanquiazul del Saber y la Experiencia", ocuparon espacios importantes en diversos medios de comunicación masiva.

Esos medios recientemente informaron que el presidente López Obrador retó al legislador Creel Miranda para presentar juntos una iniciativa dirigida a trasladar 20 mil millones de pesos, hoy destinados al Poder Judicial, a estudiantes de familias pobres.

Asimismo, indicaron que el presidente de la Cámara de Diputados aceptó el reto, pero, dando una primera muestra de la influencia de la lucha libre que muchos mexicanos tenemos, abundó:

"¿Quieres más dinero para becas? Vamos más allá, hablemos de cómo rescatamos la educación. Hay suficiente margen dentro del enorme presupuesto que tienes asignado para lograrlo. Si no sabes cómo, yo te explico. Acepto el reto, nos vemos en una semana, jueves 18 de mayo, a la hora que tú quieras", expresó el diputado en un video difundido en redes sociales.

Pero quizá inducido ya por la imaginación del murmullo de expectación en las gradas de la arena nacional, el presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados lanzó un reto más al jefe del Ejecutivo:

"¿Por qué no le explicas a México de qué viviste durante 12 años sin trabajar?", y luego, tras otra metralla de señalamientos seguramente dignos de ser debatidos en otra oportunidad mediante la razón, Creel Miranda remató al más puro estilo de una arena de barrio:

"Espero tu respuesta al reto o quizá tu respuesta serán amenazas o, de plano, una persecución en contra mía o de mi familia. Ya veremos, pero por lo pronto, aquí estoy dándote la cara".

Naturalmente, el presidente de la República se libró de las "llaves" del diputado y terminó dejándolo solo, con la posible única compañía de un público imaginario, ávido de espectáculos así.

Por ello, evocando el protocolo anquilosado de algunos políticos, en la persona de grandes iconos de la cultura popular como El Santo y Blue Demon, saludo y expreso de corazón mi respeto a quienes hacen de la lucha libre muestra de la seriedad que demanda México.

Sus representaciones del encuentro del mal y del bien, ejemplos de disciplina, talento actoral y honesta toma de posición en el papel que representan, me hacen expresar la mayor admiración a las luchadoras y luchadores mexicanos.

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Escrito en: lucha, presidente, mayor, mesa

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