EDITORIAL

La crisis de agua en la Región Lagunera

Manuel Valencia Castro

Nos encontramos a la mitad del mes de mayo y aun no se asoman por fortuna, las temibles Olas de calor; cuando parecía que nos robaban el mes de abril y sus riquísimas mañanitas frescas, aparecieron temperaturas mayores elevadas por un corto tiempo y casi enseguida inició el desfile de las heroicas pipas que le hacen la chamba al municipio a costillas del usuario, claro. Pero cuando parecía que el adelantado verano de mayo se instalaba en nuestra seca Comarca se presentó el Santo patrono de los agricultores San Isidro Labrador quien tenía ya muchos años de ausencia, con una dócil lluvia y un tupido granizo en algunas zonas de la Comarca y, por lo menos, por unos días más, hemos tenido a abril de regreso.

En ocasiones, estas variaciones en nuestro tiempo climático nos crean la idea de que los problemas de escasez de agua que padecemos son simples incidencias pasajeras.

Nada más alejado de la realidad, apenas apareció el calor, dejó de salir el chorrito madrugador de invierno, las cisternas se secaron y el agua en movimiento hizo su oportuna aparición, para beneficio de una población desconcertada y esperanzada por la narrativa oficial que en lo general emplea la misma tecnología que ha causado la escasez de agua: la sobreexplotación del acuífero en busca de una solución sostenible que no llegará o el proyecto federal Agua Saludable, que nos invita a recordar la fábula de la tortuga y la liebre para comprender el avance del proyecto y su conclusión.

La acumulación de todos estos hechos además de aquellos que explican la depredación del elemento vital a un grado tal que ha ocasionado su contaminación por arsénico y flúor y el abatimiento de los niveles del agua subterránea, conforman una crisis. La cual según los autores que debaten este concepto, representa un momento decisivo para analizar y tomar decisiones respecto a la mejor salida de la crisis. En esta etapa de reconocimiento de una crisis, aparece un punto de inflexión que representa un desafío para todos en encontrar precisamente la mejor solución a la crisis. Pero en un asunto como este en el que se relaciona la crisis con el momento de la verdad y ante un consenso que se generaliza, surgen las voces que niegan la existencia de una crisis o las que minimizan su gravedad o las que sólo reconocen la existencia de una parte de la crisis.

Estas complicaciones que disimulan y buscan esquivar la presión que representa el punto de inflexión, o sea esquivar responsabilidades, mientras otros diseñan los mejores métodos para gestionar este momento que ofrece la crisis.

Ninguna crisis es para siempre, quienes filosofan sobre el concepto aceptan que las crisis agudas como la que vivimos en la Comarca Lagunera no son breves, pero tampoco permanentes y que cuando se recurre a una instancia externa y se encuentra eco, es entonces el momento del reconocimiento de la crisis. Este suceso externo pone fin a la etapa de la negación.

Ahora son tiempos de abrir el debate y crear y aplicar ideas creativas e innovadoras que nos orienten hacia la salida de las crisis y podamos volver a tener abundante agua en nuestras tomas y desaparezca la zozobra por la falta del vital líquido.

Escrito en: crisis, agua, crisis., momento

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