EDITORIAL

Crimen y caminos

Sergio Aguayo

La autopista 95 conecta a Guerrero con la capital del país y atraviesa el estado de Morelos. Sin buscarlo, estuve en medio de un incidente que me confirmó la fuerte presencia criminal en las carreteras mexicanas.

Tengo años interesado en la seguridad del estado. En dos Atlas de la seguridad y violencia en Morelos que coordiné desde Casede en 2014 y 2015, Rodrigo Peña González documentó que los municipios que colindan con la autopista 95 "concentran una mayoría de los delitos violentos que han ocurrido en Morelos". Era tan alta la incidencia que la bautizamos como La carretera de la muerte.

Diversos documentos oficiales han confirmado el diagnóstico. En uno de los documentos hackeados por los Guacamaya Leaks titulado Situación de los grupos delictivos en el Estado de Morelos (abril de 2017), la Sedena califica a la 95 como "área crítica" porque la delincuencia la utiliza para "actividades de venta de droga, secuestro, extorsión, robo de vehículos, cobro de piso, etcétera". En mayo de 2021 el Panorama de Incidencia Delictiva Morelos elaborado por la Sedena señaló que se trasladan drogas por ocho carreteras, pero la principal es la Autopista del Sol. Una y otra vez identifican con nombre y foto a los jefes de las principales bandas.

Estos antecedentes permiten dimensionar un fenómeno recurrente en el tramo entre Tres Marías y Topilejo. Los domingos por la tarde son habituales los accidentes y bloqueos, la aparición de vendedores de elotes y de huachicol y las parvadas de motociclistas que arriesgan vidas esquivando vehículos. Conocedores de la delincuencia morelense me cuentan que algunos accidentes son deliberados; los causan con ponchallantas o aceite derramado en curvas. Los congestionamientos se traducen en un incremento en la venta de bebidas, alimentos y gasolina de legalidad dudosa. Actúan -se dice- con la protección de la policía estatal. El pasado domingo finalizaba un puente y el caos alcanzó niveles sin precedentes.

Ese domingo salimos de Cuernavaca a las 10 de la mañana. Un kilómetro después de Tres Marías uno de los pasajeros del vehículo en el que viajaba hizo una observación basada en su calidad de viajero frecuente: "ya prendieron las fogatas con las ollas de los elotes y se están acomodando los vendedores de huachicol. Se van a adelantar los bloqueos".

Acertó. A los pocos minutos se detuvo el tráfico. Unos 200 campesinos morelenses tomaron la autopista para irse caminando hasta el Zócalo a pedirle al presidente solución a una expropiación de sus tierras. Considerados, hicieron saber que cerrarían el tránsito durante unas ocho horas. Poco después la Guardia Nacional (GN) habilitó un carril de retorno para sacarnos por Tres Marías y mandarnos por la carretera libre donde, luego supimos, hubo bloqueos con piedras y asaltos a viajeros indefensos.

El retén puesto por los federales no impidió que a las 12:30 saliera de una curva un motociclista con el motor desbocado. Se estrelló de frente con una camioneta blanca en la que iba una familia que quedó atrapada en las bolsas infladas por el impacto. El piloto voló por los aires y quedó inerte sobre el camino con su motocicleta partida por la mitad. Otro vehículo se detuvo a auxiliar a las víctimas y nosotros nos fuimos a avisar a la Guardia Nacional y a los paramédicos del incidente.

En Tres Marías dos patrullas de la GN bloqueaban el camino. Era obvio que se les había pasado el motociclista. Alterado le pregunté a uno de los agentes: "¡por qué dejaron pasar al motociclista cuando sabían de los vehículos que venían en sentido contrario!" Uno de ellos tuvo la cortesía de explicarme: "intentamos detenerlo, pero no nos hizo caso". Una frase reveladora del poco peso que tiene la presencia de una corporación que, según diversos testimonios, solo patrulla.

No pretendo extraer generalizaciones de mis vivencias en carreteras inseguras y caóticas desde hace varias décadas. Tampoco puedo dejar de señalar que embonan con patrones difundidos por diversos estudios académicos y documentos militares, y confirman que el actual gobierno es incapaz de proteger enclaves estratégicos. Quienes viajen por la Autopista 95 deben asumir los riesgos asociados con la presencia de carteles, vendedores y motociclistas.

@sergioaguayo

Colaboró: Zyanya Valeria Hernández Almaguer

Escrito en: Marías, Tres, autopista, documentos

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