EDITORIAL

Desobediencia civil contra corrupción

Luis Alberto Vázquez

20 junio de 1789: Una grave crisis económica afecta a Francia y el rey Luis XVI llama a los "Estados Generales" una asamblea que reúne totalmente la representación nacional: (1er. Nobleza; 2do. Clero y 3º. el pueblo llano). Este último quiere discutir nuevas leyes que incluyan derechos al pueblo. La monarquía avasalladora hace todo lo posible para evitar que esas propuestas pasen y ocupan las sedes oficiales. Los representantes del pueblo buscan un lugar neutral para realizar el inmortal "Juramento del juego de la pelota". Los 577 diputados del llamado "tercer estado" deciden actuar solos y "no separarse jamás, reunirse siempre que las circunstancias lo exijan hasta que la constitución liberal sea aprobada y consolidada sobre bases sólidas" y así dotar a Francia de leyes populares que beneficien a la mayoría. Los dos estados oligárquicos mientras tanto realizan bailes y juegos eróticos en Versalles, seguros de que el Rey y sus cortes vetarán aquellas normas sociales y así mantener su poder político y económico en el país y en la miseria a la mayoría del pueblo.

Días después del juramento, la historia de la humanidad se transformó: la Asamblea Nacional se declaró constituyente; hasta aquí todo eran actos civiles sin violencia; pero la intransigencia y obstinación de los continuistas provocó la sangrienta Revolución Francesa. El 14 de julio el pueblo tomó las calles; asaltó la Bastilla que se convirtió en su símbolo y la rebelión se extendió por todo el país. El pueblo francés creó sus leyes y ejecutó los actos amparados por ellas sin esperar permiso de los otros dos estados ni la aprobación judicial del rey. La transformación fue definitiva y nada ni nadie pudo detenerla.

Austria, España, Inglaterra y Prusia formaron la "Primera Coalición" creando un ejército para acabar con la revolución francesa. Luis XVI como todos los políticos delincuentes quiso huir disfrazado de Francia al extranjero; fue descubierto y detenido, más tarde llevado a juicio popular y condenado. Los nobles ultraconservadores aseguraron: "Si embisten al rey nos embisten a todos". Robespierre, obsequioso, durante la "Era del Terror" (1793-1794) les concedió a los reaccionarios sus deseos: más de dos mil perecieron en la guillotina, incluidos el rey y la reina.

Marzo 12 a abril 6 de 1930: Marcha de la sal. Bajo el dominio inglés, la India no era dueña de sus recursos naturales; los británicos poseían el "derecho divino" dictado por sus leyes, que solamente ellos podrían producir y distribuir sal. Gandhi, manifestando su doctrina de la no violencia inició una campaña de "Desobediencia Civil" cuyo culmen sería el ejercicio hindú al derecho natural de producir su propia sal, extrayéndola de sus mares. Tras recorrer a pie de 300 kilómetros, llegó el pueblo a la costa del océano Índico; Gandi se adentró al agua y recogió en sus manos sal. Este acto simbólico alentó que, tras violar el monopolio del gobierno británico sobre sal, más tarde ellos lucharan por la independencia de su patria.

"Desobediencia Civil" es el acto de desacatar una norma, orden o acuerdo del que se tiene obligación legal de cumplimiento. Esa insumisión es contra toda autoridad, de cualquier índole o estamento en el poder político y/o económico considerada respetable, pero los insubordinados la transgreden aún sabiendo que les acarreara un castigo; sus principios están más allá de las sanciones y están dispuestos a sufrirlas; porque saben que organizados lograrán eliminar una ciega obediencia a normas injustas que solamente benefician a pocos.

Respecto la primera metáfora, diré que la historia tiene muchos vericuetos; ojalá puedan justipreciarlos. En cuanto a la segunda: desde el virreinato pasando por el porfiriato, el minero mexicano ha sufrido pobreza omnipresente y pérdida constante de vidas en la explotación de las minas de todo tipo y que, recientemente los conservadores han entregado a empresas extranjeras; por ello ahora esos artificiosos se oponen a una ley que dignifique al jornalero mexicano. Proveen pedir a las autoridades judiciales, sus siamesas en corrupción, derogar todas las leyes recientes que benefician a los eternamente desfavorecidos y protegen sus derechos.

Bien decía Mahatma Gandi: "Cuando una ley es injusta, lo correcto es desobedecerla"; Así se logra la máxima virtud social de un pueblo que se ama a sí mismo.

Escrito en: pueblo, leyes, sal., Francia

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