EDITORIAL

Dos versiones

Sergio Aguayo

Desde 2006 han chocado dos versiones sobre el combate al crimen organizado: la triunfalista de los presidentes y la escéptica que se expresa en medios de comunicación.

La prensa independiente y crítica -la servil y vendida se merece otro análisis- ha denunciado la violencia criminal y las deficiencias de las estrategias oficiales. La factura ha sido elevada: los delincuentes intimidan y asesinan periodistas y quienes gobiernan toleran a la prensa, sí, pero desdeñan el mensaje. El actual gobierno federal la ha hostigado y ha justificado el espionaje telefónico iniciado por Calderón y mantenido por el ejército hasta, al menos el 2022, con el programa Pegasus.

Bosquejo el contexto. La revolución digital ha provocado una crisis en el modelo de negocios común en el siglo XX y ha debilitado a algunos medios tradicionales. También ha facilitado la multiplicación de iniciativas que compiten con investigaciones individuales y colectivas sobre una gran variedad de temas. Es igualmente evidente la profesionalización del gremio.

Aunque podría utilizar numerosos ejemplos, me centro en Alejandro Hope e Ignacio Rodríguez Reyna. Ambos tuvieron una sólida educación universitaria en México y otros países, trabajaron en dependencias oficiales y diversos medios y se caracterizan por el cuidado con el cual verifican la información.

Hope murió la semana pasada a los 52 años. Aun cuando en algunos círculos desconfiaban de él por los años que estuvo en el CISEN de Calderón, esa experiencia afiló el espíritu crítico que caracterizó sus columnas en El Universal. Eran lectura obligada sus comentarios sobre los informes en seguridad entregados mensualmente en las mañaneras. Con frecuencia señalaba los cambios mañosos en los periodos base de comparación o las diferencias entre las cifras del presidente y las del Secretariado del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Rodríguez Reyna (62 años) es un puente entre el periodismo de combate y la escuela mexicana de periodismo de investigación forjada, en parte, en la maestría en periodismo impulsada en los años noventa por Murray Fromson en la Universidad del Sur de California. "Esos estudios cambiaron mis métodos de trabajo" me comenta telefónicamente.

Su madurez profesional se advierte en el texto de 47 cuartillas sobre "Los viajes del general secretario Luis Cresencio Sandoval" (17 de abril de 2023). La investigación fue auspiciada por Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad en alianza con Fábrica de Periodismo. Exhibe un patrón de gastos suntuarios en ocho viajes al exterior hechos por altos mandos y un puñado de familiares y amigos. Lo hicieron en jets del ejército, pernoctaron en hoteles de lujo y se alimentaron en restaurantes de alto vuelo. Ignoramos si lo pagaron con presupuesto público o con erogaciones privadas.

Rodríguez Reyna investigó durante cuatro meses los millones de documentos hackeados a los servidores de la Sedena. El 13 de marzo envió a comunicación social de la Sedena una solicitud de entrevista y una decena de preguntas. Lo citaron, pero al llegar le cancelaron la reunión y le dijeron que lo contactarían. Nunca lo hicieron. Cuando salió el reportaje tampoco justificaron los viajes.

El presidente salió a defenderlos. En la mañanera del 19 de abril, Sara Pablo de Radio Fórmula lo acorraló a preguntas. Terminó aceptando que "a lo mejor sí" había viajado la familia del secretario de la Defensa, pero luego se atrincheró en la socarronería con dos preguntas retadoras: "¿Y qué? ¿Cuál es el problema?"

Hay problemas, señor presidente. Uno es la distancia con la austeridad republicana tan pregonada; Rodríguez Reyna nunca ofrece una cifra total pero sí incluye evidencia sobre el lujo imperante: 113 mil euros por el hotel para ocho personas en Italia. El segundo es la importancia para el sistema político de transparencia y rendición de cuentas. Cuando hay opacidad, el periodismo crítico la cuestiona como parte de la disputa por la interpretación.

La criminalidad no cede pese a la enormidad del gasto público y el gigantesco costo humano; México es el país más peligroso del mundo para ejercer el periodismo. Debemos sustituir el divorcio entre gobierno y sociedad para dialogar a profundidad sobre la estrategia de seguridad que queremos para el sexenio 2024-2030.

@sergioaguayo

Colaboraron Jorge Araujo Justo y Dulce Alicia Torres Herna´ndez

Escrito en: periodismo, medios, Reyna, Rodríguez

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