EDITORIAL

Faceta totalitaria

Enrique Irazoqui Morales

"Las leyes, como las salchichas, dejan de generar respeto en la proporción en que sabemos cómo se hacen".

John Godfrey Saxe

El domingo pasado, en el marco de una gira por el sureste mexicano, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, sufrió una especie de vaguido, tal como lo describió el mandatario, lo que le obligó a cancelar su agenda y regresar en ambulancia aérea a la ciudad de México. Horas más tarde, el propio presidente dijo a través de su cuenta de Twitter que nuevamente se había contagiado de Covid y que su corazón estaba al 100%, tratando de atajar rumores sobre su estado de salud, señalando que el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández quedaría la frente de las conferencias mañaneras en tanto se restablezca el jefe del Estado Mexicano.

Ante este hecho, El Diario de Yucatán en una acción propia de su esencia informativa, dio cuenta de ello a través de su plataformas digitales el mismo día del suceso y lo sostuvo con valentía en su edición impresa del lunes pasado.

La administración federal en cambio optó por mentir descaradamente y señalar en este caso a El Diario de Yucatán como un medio embustero y manipulador, miembro de toda esa supuesta camarilla que el oficialismo ha tildado como detractores de la transformación que según ellos encabezan.

Más de 80 horas tardó el gobierno en desmentirse a sí mismo. Y el método para hacerlo fue el mismo López Obrador que mediante a la publicación de un video donde él mismo aparece, cuenta una historia sobre lo acontecido el día que sufrió el desvanecimiento y como incluso reaccionó ante el cuerpo médico militar que intentaba auxiliar que antes de actuar, los soldados buscan órdenes del General Secretario para proceder de acuerdo a un determinado protocolo, a lo que Andrés Manuel relata coloquialmente que apeló a su "charola" ya que si bien los médicos que allí se encontraban buscaban la orden de la máxima autoridad de la Secretaría de la Defensa Nacional, el presidente hizo gala de su potestad constitucional como comandante supremo las de las fuerzas armadas de México, por lo que dice que no permitió que fuera puesto en una camilla.

Afortunadamente y luego de la real incertidumbre que se creó a raíz de lo acontecido y de la cortina de mentiras que tejieron el propio secretario López Hernández y el vocero de la Presidencia de la República, Jesús Ramírez, quedó el manifiesto que este gobierno lejos está en ser diferente a los anteriores referente a al respeto de la libertad de expresión.

El ataque sin fundamentos a El Diario de Yucatán queda marcado en la historia como un hecho totalmente documentado que el autodenominado gobierno de la Cuarta Transformación tiene visos totalmente autoritarios.

Vale la pena recordar un poco la historia de El Diario de Yucatán para que al menos Adán Augusto y Jesús Ramírez, institución fundada el 31 de mayo de 1925 por el señor Carlos R Menéndez en la ciudad de Mérida. Desde entonces ese rotativo suscribió como principios de su política editorial estar al servicio de la verdad, la justicia y la patria. La propia historia da cuenta que este medio desde su orígenes la férrea oposición de gobierno de entonces, ya que desde antes de fundar el periódico, le fueron confiscadas hasta en cuatro ocasiones sus máquinas de impresión, siendo el propio don Carlos encarcelado por tres meses, obligado incluso a salir del país escondido en un buque con destino a Miami, Florida. Seis años después de su fundación, el gobierno estatal que gobernaba con fusil en mano sitió a El Diario, dando muerte a un linotipista y privando de su libertad a funcionarios y redactores que allí laboraban.

Muchos más capítulos de ataque ha sufrido ese medio ante distintos intentos desde el poder de acallar su libre publicación. En 1959 una huelga por motivos "misteriosos" impidió su circulación por dos meses y desde entonces ésta ha continuado de manera ininterrumpida.

Más que lamentable lo sucedido, es incluso atemorizante. Muchas voces han señalado que este gobierno pretende dominar de manera despótica la arena pública, arrasando entre muchas cosas la democracia mexicana. Pero muchas de estas manifestaciones se dan en el escenario meramente político o partidario, lo que da pie siempre a escuchar las dos versiones en busca de la verdad. En este caso sin embargo, es claro que la realidad es que El Diario de Yucatán fue objeto de un ardid que desnuda totalmente esa faceta totalitaria del actual gobierno.

Escrito en: gobierno, Yucatán, Diario, historia

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