EDITORIAL

Último año de AMLO: sabotaje institucional

Maite Azuela

El sexenio de Andrés Manuel López Obrador está por terminar, no queda mucho tiempo para la transformación que el Presidente planteó en su campaña de 2018. Los primeros tres años del sexenio se sostuvieron sobre la base de una narrativa de que el gobierno estaba trabajando en los cambios necesarios para lograr la transformación.

El 1° de octubre del 2024 habrá un nuevo Presidente. Pero si contamos que la elección es en junio 2024 y a eso le sumamos los meses de campaña, al presidente López Obrador le quedan menos de 12 meses para sacar a flote ya no lo que se propuso, sino lo que su realidad le está exigiendo. La cuenta regresiva la hemos comenzado a atestiguar durante las últimas semanas.

Una vez declarada inconstitucional la transferencia operativa y administrativa de la guardia nacional a la Sedena, el Presidente amagó con que antes de que termine su sexenio y después de las elecciones, su partido logrará nuevamente la mayoría en el congreso para realizar constitucionalizar lo que la Suprema Corte ya declaró inconstitucional. Es decir, ya no se trata de respetar la división de poderes ni de encontrar consensos en un ambiente democrático, el Presidente ha dejado claro que su voluntad está por encima del respeto a las instituciones y ocupará el tiempo que le queda para materializarlo.

Así, el sabotaje a una institución de primera necesidad para una nación democrática que se jacta de reconocer y respetar los derechos humanos es incompatible con el supuesto interés del presidente para que las instituciones funcionen y optimicen sus recursos. Lo que estamos presenciando no es una transformación institucional del INAI en favor de la sociedad, sino la desaparición de instituciones que garantizan una serie de derechos y que resultan incómodas para otras instituciones poderosas del Estado cuando de ser transparentes se trata.

Y, para terminar, es inexplicable que una de las instituciones creadas por el propio López Obrador también esté siendo saboteada. Antier se aprobó en la Cámara de Diputados la eliminación del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) para que se haga cargo de ese sistema de salud una institución: el IMSS.

La única institución que no es tocada es la Sedena, sino que hasta se le defiende desde Palacio Nacional. Una institución que tampoco funciona para las tareas que se le han asignado, que ha demostrado violar los derechos de la ciudadanía. El último año de López Obrador será de sabotaje institucional para las instituciones incómodas y entrega total para las que le garantizan ese halo de poder e impunidad.

Twitter: @MaiteAzuela

Escrito en: instituciones, López, Obrador, Presidente

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