EDITORIAL

Incertidumbre

Yamil Darwich

El temor a que no sea verdad lo que se cree saber también es incertidumbre, uno de los estados emocionales más desgastantes que podemos padecer y, muy triste, de los mejores argumentos de aquellos que tienen interés de ejercer poder.

En el abuso de la manipulación con incertidumbre, incluya aquellos que la utilizan en la política, financieros, empresarios y comerciantes corruptos; para identificarlos, bástenos revisar su historial personal y su desempeño social.

Esa falta de confianza o certeza sobre algo, especialmente cuando crea inquietud, ahora reviste especial importancia en la política mexicana y, desde luego, tiene relación con los intereses económicos de la llamada plutocracia -tendenciosamente la refieren solamente al poder de los ricos y, en realidad, incluye a políticos poderosos, personajes comúnmente coludidos.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, con su batalla establecida entre aliados y enemigos, ha sido factor importante para crear incertidumbre; el mandatario, intentando desprestigiar a quienes se le oponen, con argumentos -generalmente infundados- que denigran, ofenden y desprestigian -"de la mentira, la mancha queda"-; los "neoliberales, oportunistas y aspiracionistas", también buscando oportunidades para generarnos confusión, hacer negocio y/o ganar votos.

Los acontecimientos durante la última gira de trabajo en Mérida -campaña electoral- del pasado fin de semana, es un claro ejemplo de lo que nos están haciendo.

Los medios de comunicación de Yucatán -entre ellos, el prestigiado Diario de Yucatán- informaron del "desvanecimiento" de AMLO, causa que obligó a cancelar la gira planeada, incluyendo una vista aérea de los avances de su patrimonio histórico: el tren Maya.

En minutos -algunos citan solamente 10- fue trasladado al aeropuerto y de ahí a la ciudad de México, al parecer al Hospital Militar.

La noticia corrió como pólvora y en el camino fue modificándose la versión -¿recuerda la historia de aquel general que "¡ordenó se apagara el sol!?"- hasta llegar a aseverarse que se trataba de un infarto -otro más- y que, también había daño neuronal que le mantenía con una hemiplejia.

Desde luego que tal versión pondría en serias dudas las posibilidades de su recuperación en el corto plazo y, consecuentemente, su permanencia en la presidencia. ¿Conveniencias?

Poco tiempo después, Jesús Ramírez, vocero de la presidencia, informó que "había salido positivo a COVID -por tercera vez- y que continuaría con su gira, "según lo programado"; luego, -alrededor de dos horas después- dio a conocer que, por tal motivo, debió cancelar su viaje de trabajo y regresarse a la capital del país.

Con ello la incertidumbre creció, hasta el extremo de correr rumores de su posible muerte. Al respecto, en los medios de La Internet, algunos mostraron alegría y hasta festejo por la desinformación, algo reprochable ante el debido respeto a la vida humana; ya por la noche, un nuevo informe avisó de la estancia del presidente, en tratamiento adecuado, en Palacio Nacional.

La desinformación hizo su efecto y prontamente aparecieron hipótesis diferentes, todas generando duda y consecuentemente incertidumbre, dejando muchas preguntas en el aire:

¿Por qué la información contrariada sobre el caso clínico?; ¿Hubo o no pérdida de conocimiento?; ¿Qué obligó a la comitiva a informar, luego corregir la declaración pública?; …en realidad ¿qué tan enfermo está?

Con la incertidumbre se han generado grandes desastres: económicos y caídas de las bolsas internacionales; levantamientos armados en países tercermundistas; luchas por el liderazgo y poder correspondiente, aún al interior de los partidos políticos; promueven pugnas políticas económicas; ansiedad y toma de malas decisiones de simples ciudadanos, etc.

Al redactar el "Diálogo", no aparecen informaciones confiables y, desde el punto de vista médico, los acontecimientos dejan muchas dudas sobre el real estado de salud del presidente; por ejemplo: bien el aislamiento, pero ¿por qué la urgencia del transporte aéreo a la capital? Si la realidad es la versión oficial: ¿por qué no declara el propio AMLO o, al menos se publica alguna imagen actualizada de su persona?

Lo cierto es que violentan nuestro derecho por conocer la verdad y permiten inquietudes innecesarias al crear, artificiosamente, un ambiente enrarecido, en el que los radicales polarizados bien pudieran provocar violencia. Irresponsabilidad.

La incertidumbre es la condición personal y social que genera ansiedad, toma de decisiones erradas, depresión y hasta agresión como respuesta de los más débiles emocionalmente.

Del sector económico, sabemos que además de todo, genera pérdida de confianza, con pérdidas económicas importantes.

Lo invito a considerar lo que nos acontece y evitemos ser presas de la incertidumbre provocada irresponsable y/o maliciosamente, aceptándola como cotidianidad y lleguemos a pensar que es un estado natural en el mundo posmoderno que vivimos.

Le insisto: es ese estado emociona personal que conlleva malos efectos familiares y sociales, contra el que debemos luchar exigiendo la verdad y que, ante todo, no desechemos la responsabilidad de pensar en el bien de todos las demás connacionales. ¿Lo hacemos?

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