EDITORIAL

Asistencialismo y patrimonio

José Edgar Salinas Uribe

El país es un debate permanente y una polarización de opiniones prácticamente normalizada. En este clima, hay un par de preguntas que no han encontrado respuesta definitiva. Desde luego no ofreceré unas aquí por múltiples razones, entre otras porque no estoy cierto de tenerlas y porque, además, me parece que no las hay de manera definitiva. Las interrogantes a que me refiero son el porqué de la popularidad del presidente y, la segunda, por qué la oposición no ha logrado articular una narrativa de consenso capaz de generar una corriente de opinión que pueda traducirse en bandera electoral competitiva.

Ahora que en Coahuila se están desarrollando las campañas para la gubernatura y la renovación del congreso local, es evidente que las principales líneas argumentativas de los candidatos están planteadas en relación con los tópicos asentados en la agenda nacional. Por un lado, la coalición conformada por el PRI, PAN y PRD encabezada por Manolo Jiménez ha estructurado su plataforma desde la continuidad, principalmente de la política estatal de seguridad pública, y la innovación, particularmente en aquello que amplíe la inercia atractiva para invertir y vivir en Coahuila. Por eso le propone al electorado que compare lo que sucede en otras partes de México donde la política de seguridad es otra y cuyos resultados saltan a la vista. Lo mismo en el caso de la estabilidad y la confianza que de ella emerge para atraer nuevas inversiones, así como el desempeño de la economía local enfatizando el lugar dentro del top tres nacional que Coahuila ostenta.

La corriente opositora identificada con la propuesta de la cuarta transformación ha pretendido asegurar su fuerza en la percepción de alianza directa con el presidente o, como lo dice el propio Armando Guadiana, con "ya sabes quién", dando por sentado que la popularidad nacional que mantiene el Presidente lo es en ese tamaño también en Coahuila. Pero adicionalmente ha recurrido a otros dos tópicos que sin duda le han granjeado enorme apoyo al ejecutivo federal, a saber, la promesa de apoyos directos a sectores de la población como adultos mayores, jóvenes y escolares, así como al combate a la corrupción, simbolizada para el estado en gobernadores del pasado. Ricardo Mejía con una mano en esta corriente política ha buscado dejar asentado que él es quien efectivamente representaría a esta plataforma y, de fondo, ha bordado sobre esta visión para estructurar su propuesta para Coahuila.

Considero que en el contenido de las campañas que se llevan a cabo en Coahuila se encuentra parte de la explicación a las preguntas que mencionaba al principio. Por un lado, México y Coahuila de a pie han acumulado desesperación. Una que quizá parezca no tan profunda entre analistas y aficionados a los cafés pero que con gusto le entrega su confianza a quien le ayuda a salir en su día a día. El mantra del bienestar usado políticamente en la actualidad tiene una vocación muy parecida al mantra de la solidaridad de los noventa. Más allá de la ideología y pretensión electoral contenida, sí hay una respuesta a corto plazo para ese enorme segmento de la población.

Pero en un país tan grande y de contrastes, hay otro segmento de la población cuya condición hace que el acento lo ponga en la estabilidad que le permita formar y afianzar su patrimonio, así como convivir en condiciones de seguridad y confianza para sus familias y negocios. Este sector de la población sabe que el patrimonio y la seguridad requieren condiciones que van mucho más allá del asistencialismo. Sabe que se requiere estado de derecho, controles y alianzas que propicien negocios de largo aliento que se traduzcan en más empleos y en mejores ingresos.

A riesgo de generalizar, tengo la impresión de que parte de la polarización y la dificultad para articular narrativas políticas más incluyentes obedece a la prioridad que se da a una u otra visión acompañada de la exclusión de la otra parte. En realidad, hay un día a día que debe atenderse sin dilación, pero también un horizonte de viabilidad como nación que no puede soslayarse. Lo fundamental sería encontrar el modo de hacer concurrente políticamente ambas prioridades para el país.

@EdgarSalinasU

Escrito en: Coahuila, seguridad, corriente, otra

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