EDITORIAL

Ludópatas

Yamil Darwich

La Clínica Mayo define a la ludopatía como: "El juego compulsivo, que también se conoce como trastorno del juego, es el impulso incontrolable de seguir apostando sin importar las consecuencias que eso tenga en tu vida".

Es evidente que la enfermedad -que lo es- puede llevar a destruir economías personales, familiares y hasta el patrimonio de grandes empresas, cuando los propietarios o administradores caen en ella. Poco a poco se transforma en una adicción patológica.

No son pocos los casos que se conocen en México y el mundo; sin embargo, es el medio fácil para hacer soñar a los incautos esquilmándolos, ofreciéndoles tener dinero sobrado para cumplir ilusiones lícitas y hasta ilícitas.

Las propias autoridades han participado en el daño -Ley Federal de Juegos y Sorteos- facilitando procesos para permitir las apuestas de todo tipo. Es otro ejemplo del abuso de la plutocracia con complicidad politiquera.

Las loterías del mundo han sido fuente de ilusión para muchos de nosotros y en México, la Lotería Nacional, se ha consolidado como una tradición entre los apostadores que sueñan con resolver sus problemas económicos de un solo golpe. ¿Recuerda aquello de "¡Ya me vi!"?

Sin embargo, entre los ganadores, que son extremadamente pocos según las probabilidades estadísticas, se llegan a presentar trastornos de personalidad, problemas familiares, incluya disfuncionalidad y divorcios, hasta adicción a las drogas, al servir como "puente" para adquirir otros vicios destructores de la salud física y mental.

Así, las historias de los ganadores pocas veces tienen final feliz.

Apostar, es contrario al concepto de bien social y de ahí que estuvieran prohibidas en el pasado.

Revestirlas como "beneficios" para los pobres, es la forma aparente de justificar las apuestas; recordemos que el principio del "mal menor por el bien mayor" ha sido descartado por filósofos, psicólogos y otros pensadores y, para el caso, es inaplicable cuando se considera la dimensión en cantidad y calidad del daño provocado en la mayoría.

La Comisión Nacional contra las adicciones ha llegado a calcular que, hasta 70 millones de mexicanos, al menos en algún momento de su vida, han apostado en cualquiera de los múltiples sistemas de apuestas, que llegan a representar miles de millones de pesos "recolectados" que favorecen el daño moral y crisis patrimoniales de muchos mexicanos. ¿Quiénes se benefician?

El principal vector de transmisión de la enfermedad fue la Lotería Nacional, con todos sus sorteos; desde los tradicionales, pasando por el "Melate" y sus variantes, hasta los populares "raspaditos", ofreciendo múltiples tentaciones y creando adicción.

Le propongo observe a soñadores haciendo fila en los establecimientos expendedores; recuerde el fraude descubierto al interior de la paraestatal que, con el tiempo, nos diluyeron información, culpabilidades, resultados, detenciones y penalidades.

En los últimos años y gracias a las facilidades que favoreció Vicente Fox y sus "canchanchanes", facilitando la propagación de empresas de apuestas deportivas, el abuso se diversifico; el fútbol es una mina inagotable. ¿Recuerda nombres de dueños?

Los beneficiados son empresarios, quienes sin decoro ni tapujo usufructúan el gran negocio, manipulando sueños y necesidades materiales con el manejo psicológico. Recuerda aquello de: "¡se vale soñar!". La corrupción, como consecuencia, la leemos frecuentemente.

La misma Comisión Contra las Adicciones, calcula el incremento de apostadores en un 150% y continúan aumentando, endeudando así a más mexicanos -entre ellos los más pobres- sin que exista interés real -¿conveniencia?- de las autoridades por contener el abuso.

El daño va más allá de lo material; es el medio de promover inseguridad social al favorecer las acciones delictivas de muchos enfermos que han agotado sus recursos económicos; de todo tipo de promotores ilegales que organizan rifas de lo más variado, muchas de ellas para defraudar a incautos y, muy gravemente, el blanqueado de dinero ilegal.

Aunque se desatiende, la ludopatía forma parte de las enfermedades conocidas como adictivas, igual que las drogas.

El cerebro humano requiere de estímulos y recompensas para trabajar mejor y ello lo logra a través del escurrimiento de sustancias conocidas como precursores -dopamina, oxitocina, adrenalina, noradrenalina, etc.- que al final del proceso despiertan sensaciones de bienestar, euforia y sentimientos de felicidad.

En ello está la clave para que el ilusionado quiera invertir su dinero en apostar, buscando inconscientemente la excitación humoral que le genera bienestar que, como toda adicción, le estimula a arriesgar más dinero para lograrlo; gastará más, se atreverá a exponer prendas y bienes familiares… hasta perderlo todo. ¿Dónde termina la cadena del dinero?

Es doloroso saber que el tratamiento requiere de gran trabajo, esfuerzo y dinero; que a la primera oportunidad el ludópata podrá recaer, al igual como lo hace un heroinómano o adicto a las nuevas drogas artificiales.

Sabedores de los intereses mezquinos que permiten al daño a la población, le invito a que Usted encuentre formas de proteger a los suyos. ¿Acepta?

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Escrito en: daño, dinero, muchos, que,

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