EDITORIAL

Reflexionar

José Edgar Salinas Uribe

Parafraseando a algún clásico, podríamos decir que la política es eso que sucede mientras la gente (ciudadanía, pueblo, etc.) se las arregla para salir adelante. La política como plataforma para que a través del diálogo se conforme el espacio donde la comunidad cobra vida ha cedido en nuestros días a un espectáculo mediatizado y con mucha violencia verbal y simbólica.

Los medios que justifican al fin han sido desplazados por los fines que justifican al medio. La decencia, el diálogo, la escucha, la apertura, el ceder para armonizar ha sido desplazado por la mentira, la incontinencia verbal que fulmina con el insulto, la manipulación del contexto, la destrucción de las condiciones para hablar y escuchar.

En eso que alguna sociología llama el campo profesional de la política y que en el mundo cotidiano se conoce como "los políticos", la construcción del espectáculo es imprescindible para mantenerse con vigencia en esta época. El tiktok es más importante que el razonamiento y el Instagram supera al argumento. De manera que el espectáculo sobrepasa a la responsabilidad. La envoltura supera al contenido y, con ello, la degradación de la política es lo más notorio.

Mientras tanto en las calles, en el trabajo, en las colonias, en la vida real los desafíos obligan a ocuparse principalmente del día a día. Hay una separación notoria entre quienes son la mayoría de la comunidad y aquellos que dicen cómo debe organizarse esa comunidad. Pero el divorcio entre una actividad y otra lejos de mandar un mensaje retrasa la posibilidad de una suerte distinta. En un lenguaje coloquial diríamos que con esta dinámica perdemos tiempo, recursos y oportunidades de ser un país distinto.

Pero como en toda interacción humana hay algo que también la parte ciudadana ha dejado de hacer. Y quizá son muchas las cosas que se han permitido e incluso facilitado desde el lado ciudadano. Una de las más importantes, en mi opinión, es la reflexión. Se diría que eso es muy abstracto, pero al final del día la no reflexión es evidente por las conductas visibles.

La reflexión es una (se supone) de las ventajas que el ser humano tiene. Es aquella capacidad de no actuar impulsivamente o en automático sino tomar distancia de algo, de alguien o incluso de una idea. Reflexionar es una muestra de autonomía, de que la persona es capaz de decir esta boca es mía antes de repetir como loro lo que escucha.

Frente a una actividad política avasallada por el espectáculo frívolo y violento una práctica eminentemente ciudadana en ejercicio de su libertad es la reflexión. La política del espectáculo le teme a la reflexión. Por eso busca siempre llenar el espacio de palabras, de adjetivos, de insultos, de juicios sumarios. Una virtud ciudadana en este contexto es recibir el mensaje y darse tiempo para contrastar, comprobar, valorar. Eso sería darle oportunidad al gran regalo humano que es la capacidad intelectual para reflexionar.

Si en la política profesional no se ven en el horizonte posibilidades de hacer algo distinto, la exigencia debe venir, entonces, de la otra parte. Como se dice, hay que subir la vara y eso pasa por la reflexión. Es fácil para la política tradicional tratar con la irreflexión de la masa, por usar un lenguaje socorrido en la teoría de hace décadas. Pero le es muy difícil enfrentar la crítica producto de la reflexión. Por eso vemos que a políticos con talante autoritario les aflora su intolerancia cuando tienen frente a sí un argumento, una reflexión y razonamiento. Se sienten cómodos frente a quien asiente en automático, pero son incapaces de serenarse ante la crítica razonada.

Enseñar y aprender a pensar y reflexionar son tareas fundamentales para que el ejercicio de la condición de ciudadanía se ejerza plenamente. Quien no tiene tiempo más que para buscar el día a día evidentemente poco puede ejercer su condición ciudadana. Pero quien puede disponer de ese tiempo y no reflexiona no es más que el imbécil al que hacían alusión los griegos de la antigüedad.

@EdgarSalinasU

Escrito en: política, espectáculo, reflexión., tiempo

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