EDITORIAL

Volver y devolver

Arturo Franco

Hace unas semanas tuve el privilegio de asistir a la reunión anual de consejeros del Tecnológico de Monterrey. Fui por invitación de otro lagunero, el rector Juan Pablo Murra, quién este año además de sus intensas labores cotidianas tiene la enorme responsabilidad de organizar los festejos del 80 aniversario de esa gran institución.

El evento de tres días fue, como suele ser, tanto informativo como inspirador. Contó con excelentes ponencias de expertos globales en diversos temas de actualidad: cambio climático, geopolítica, la frontera tecnológica y el futuro de la educación.

En particular, la charla de Fareed Zakaria, presentador de CNN y una eminencia en asuntos globales, nos recalcó los importantes retos simultáneos a los que el mundo se enfrenta en este momento.

Esta reunión anual estuvo enmarcada por una muy emotiva despedida al Ingeniero José Antonio Fernández Carbajal, en su rol como presidente del consejo. Durante casi once años, el empresario y ex-profesor del Tecnológico impulsó fuertemente la transformación y el compromiso social de la institución.

Y en gran medida gracias a este importante legado, tuve la oportunidad de conocer a tres jóvenes que forman parte del programa Líderes del Mañana-un grupo de más de mil estudiantes de todo el país, elegidos con base a su talento y compromiso social y que cuentan con beca completa, buscando impactar positivamente a sus comunidades.

Dice el cantautor argentino Carlos Gardel que "veinte años no es nada" en su afamado tango, Volver. En realidad, fue muchísimo lo que me llevé de esa conversación con jóvenes comprometidos y talentosos, provenientes de Oaxaca, Guerrero y San Luis Potosí.

En cuestión de segundos, mi mente me catapultó al año 2003 cuándo yo mismo me gradué de la carrera de economía en el Tec con una beca de excelencia. Ese mismo año, hace casi dos décadas, tuve la fortuna de recibir el premio Cuauhtémoc-Moctezuma al liderazgo estudiantil.

La formación de calidad que recibí en Monterrey-imposible si no fuera por esos apoyos económicos-me llevó directamente a estudiar en Harvard y tiempo después a una meteórica carrera profesional con paradas en el Banco Mundial, el Foro Económico Mundial, la Universidad de Toronto, y el Centro para el Desarrollo Internacional.

Hoy tengo la enorme fortuna de servir no solo a mi país, sino de cierta manera, al resto del mundo. Cómo vicepresidente senior en el Centro para el Crecimiento Incluyente, y director de impacto social para Mastercard a nivel global, mi equipo y yo invertimos en programas y alianzas que atacan directamente las causas raíz de la exclusión económica.

Y por eso es muy motivante ver cuánto ha cambiado la que fuera una de las instituciones más elitistas de México en décadas anteriores, para convertirse en un verdadero microcosmo de lo que necesitamos... de un premio al liderazgo, ahora tienen mil.

Y así, el Tec se ha convertido, poco a poco, en un verdadero ejemplo de inclusión, equidad y diversidad para nuestro país.

En Torreón tenemos un ejemplo similar: lo que antes era el Colegio Americano-el colegio donde hice entrañables amigos, y pude sentar las bases académicas y deportivas que más tarde me llevaría al Tec-, es conocido ahora como el HECAT. Y de los 114 jóvenes de escasos recursos que han visto graduarse, 110 han continuado a la educación superior: una tasa, mucho mayor al promedio nacional.

La próxima semana se llevará a cabo un evento en apoyo a dos graduados del HECAT-una de ellas ahora parte del programa de Líderes del Mañana. Será para mi una oportunidad no solamente de volver, sino también de devolver.

Escrito en: social, tuve, jóvenes, ahora

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