EDITORIAL

Incongruencia

Yamil Darwich

La congruencia es "la relación coherente entre varias ideas, acciones o cosas" y en contraposición, incongruente es aquel que comete "dichos o hechos faltos de sentido o de lógica".

Según lo definido, quien falta a la concordancia entre lo que se piensa, dice y hace, cae en el campo del análisis psicoafectivo; la persona sana asume plenamente su compromiso ante eventos, sucesos y/o acontecimientos en los que está involucrado.

La incongruencia debe analizarse revisando la consciencia que existe en el paciente en relación a sus actos; utilizar el método para evaluar su estado mental/emocional y la necesidad de atención.

Sostener incongruencias es difícil y requiere el "machacamiento de las ideas" por tiempos prolongados; corresponde a personas que buscan sostenerlas a través de fantasías, falsedades y hasta compromiso público de quienes le rodean.

Quise hacer esta introducción repasando elementos para evaluar el riesgo al que estamos sometidos ante la inconveniente confrontación de relaciones internacionales con nuestros vecinos del norte.

La podemos denominar "guerra por el fentanilo", que representa la lucha de intereses que incluyen un fuerte sentido político: los norteamericanos buscando posicionarse en sus futuras elecciones, más que defender a sus drogadictos; nuestro presidente, pretendiendo encontrar distractores, apalancamientos a sus posturas ideológicas, que se oponen a la orientación económica mundial.

Los incongruentes establecen una pelea mediática que entretiene a las mayorías de ambos países y distrae a muchos que, estando desorientados, empiezan a encontrar respuestas a sus cuestionamientos sobre resultados.

La incongruencia hace presencia con "dimes y diretes" entre personajes de ambas naciones, que iniciaron con las acusaciones indirectas y declaraciones de sospecha, de senadores republicanos, sobre intereses oscuros del gobierno mexicano, que impiden combatir al mercado negro del fentanilo.

Las promesas de AMLO, incumplidas parcialmente, desataron las exclamaciones republicanas, hasta amenazar con utilizar la "Ley Contra el Terrorismo", impuesta luego del fatídico derribamiento de las torres gemelas, declarándonos ¡narcoestado!, consecuentemente poder enviar tropas a México.

Presentaron dos proyectos -rechazados- solicitándole a Biden, un decreto que considere a los cárteles mexicanos como terroristas, autorizando así al ejército a invadirnos para combatirlos.

El tal decreto, rechazado de inicio por la Casa Blanca, daría fundamento legal para que su ejército combatiera en terrenos mexicanos ocupados por narcotraficantes, ya calificados como terroristas, que no sería novedad para nuestro país, aunque por ahora no les interese anexarse territorio, pero sí recursos.

La respuesta de nuestro presidente no se hizo esperar, iniciándose un espectáculo que entretiene, en donde AMLO, nuevamente gana terreno envolviendo a los senadores de EUA, quienes, buscan "sacar raja política", permiten a López Obrador lucirse con su manejo de estrados y micrófonos mañaneros.

"Que todos los mexicanos, nuestros paisanos, sepan de esta alevosía, de esta agresión de los republicanos a México. Y si continúan con esa actitud, vamos a estar insistiendo despertar el nacionalismo que no haya ni un voto de mexicanos, de hispanos, de los que quieren su patria".

Queda en duda la asegurada respuesta de los radicados en el extranjero, pero dio oportunidad y campo fértil para despertar el nacionalismo y, ante todo, distraernos de la problemática nacional.

Lindsey Graham, republicano, también hizo uso de la demagogia, calificándonos como "narcoestado dominado por terroristas".

Bueno sería que ambos considerarán que las peroratas son entre ellos y los mexicanos no somos narcotraficantes y que México no es narcoestado; no podemos negar que nuestra seguridad y economía están afectadas por los intereses de los diferentes carteles y que las autoridades se ven tibias, hasta negligentes en sus acciones.

¿Qué resultaría de la verdadera acción de nuestro Ejército Nacional contra los envenenadores?

Luego, el texano Dan Crenshaw, apoyando a su homólogo, recomienda al mandatario mexicano: "mejor debería hacer campaña contra los cárteles de la droga", acusación velada; más adelante, mostró su limitada inteligencia política respondiendo al mensaje de AMLO: "El presidente de México dijo hoy que haría campaña contra mí -paranoide- y contra cualquiera que quiera apuntar a los cárteles".

Agrega: "contrólese, debería hacer campaña contra los cárteles que asesinan a su propia gente, no contra los estadounidenses que quieren ayudar a erradicarlos". Certero.

Imagino la sonrisa de nuestro hábil prestidigitador, quien viendo "mordida la carnada", responde con majadería definiéndolos como ¡mequetrefes!

Entra en acción la Casa Blanca, enviando a su asesora en Seguridad Nacional, Elizabeth Sherwood-Randal y una representación senatorial para entrevistarse con AMLO, y en reuniones privadas llegan a acuerdos poco especificados y declaraciones públicas de propósitos comunes.

La amenaza de invasión militar es tontera mal intencionada e imprudente; pensemos en otras alternativas -económicas- que sin duda nos afectarían si necesidad de enviar soldados a México.

Allá descuidan las consecuencias internacionales: nuevos señalamientos como abusivos ante otras naciones; de paso, fortaleciendo los propósitos de AMLO -oniroides- de lograr hegemonía latinoamericana.

Mantengámonos informados, porque… "el show debe continuar" y las oportunidades serán aprovechadas por los politiqueros.

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Escrito en: AMLO,, intereses, hacer, mexicanos

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