EDITORIAL

Quitarle el país a alguien

Leticia Bonifaz

Está sucediendo en Nicaragua, justo en el corazón de Centroamérica. Ahí, cientos de personas se están quedando sin patria.

Los casos más conocidos son el de Sergio Ramírez y el de Gioconda Belli; pero son muchos nicaragüenses más sin nombres y presencias famosas. La sentencia dice: "téngase a los acusados como traidores a la patria". En un juicio plagado de vicios, 222 personas opositoras al régimen fueron excarceladas y deportadas a Washington ya con la calidad de apátridas. Otros más se enteraron de su situación fuera de Nicaragua. Tal es el caso de Sergio Ramírez que ayer aceptó la nacionalidad colombiana. Se durmió el 15 de febrero siendo nicaragüense y despertó el 16 no siéndolo. En diversas entrevistas que aquí resumimos, ha narrado cómo en la madrugada veía encenderse intermitentemente la pantalla de su celular. Prendió la lámpara, fue por sus lentes y se cimbró con las noticias. Para él, que formó parte de la revolución sandinista y llegó a ser vicepresidente, quitarle el país a alguien es una cosa completamente absurda. Contundente, declaró: "Te pueden despellejar, pero tu país no te lo quitan ni, aunque te dejen en carne viva".

"En la vida tienes que entrenarte para tomar distancia del drama", dice sereno. Y agrega: "El país está debajo de la piel, en los huesos, en la sangre, creo que ni siquiera si te quitan la vida te quitan el país." Y tiene razón.

Hay, sin duda, una carga emotiva e inmensa en la palabra Patria porque apela a tu origen, a tu esencia. De ahí la potencia de un llamado a defenderla, de hacer algo en aras de ella, de entregar tu vida por ella.

Para el Derecho, la nacionalidad es un atributo de la personalidad junto con tu nombre. "Los papeles, dice Sergio Ramírez, no tienen importancia. "En nuestro país, las leyes son reescritas cada día". Y agrega: "El país es la memoria, los sentimientos, la infancia, mi pueblo natal, los volcanes, es lo que no me pueden quitar". "Pero que alguien te diga que ya no tienes patria, sí es una sacudida".

Por su parte, Gioconda Belli asegura que viva o muerta regresará a Nicaragua. Rompió frente a las cámaras la primera hoja de su pasaporte y recién anunció que aceptará la nacionalidad chilena. Gioconda militó en el Frente Sandinista de Liberación Nacional de 1970 a 1993. Luchó contra la dictadura de Somoza, vivió en España y en Estados Unidos, en México y en Costa Rica. Ella es autora de: "El país de las mujeres", "la mujer habitada", "el infinito en la palma de la mano" y "El país bajo mi piel: memorias de amor y guerra", ente otros títulos.

Gioconda respondió a la declaración de apatridia con un poema que eriza la piel. Hace, como Sergio Ramírez, referencia a los volcanes de su tierra. También a las palmeras de su casa, a los colibríes y a sus perros, que hoy sabemos se llaman Macondo y Caramelo. Gioconda dice que se fue con las palabras bajo el brazo y que ellas son su delito, su pecado.

Sergio y Gioconda son y serán nicaragüenses eternamente, como Doña Vilma Núñez, la defensora de los derechos humanos, exvicepresidenta de la Corte quien, después de pensar que ya había vivido todo, está pasando por este trance a sus 84 años.

Sergio Ramírez ha dicho que, afortunadamente, los reflectores están finalmente sobre Nicaragua. Y sí, vamos a ver qué rumbo toman las cosas. Por lo pronto, es urgente que los organismos internacionales de derechos humanos mantengan los ojos y sus acciones ahí.

Twitter: @leticia_bonifaz

Escrito en: país, Gioconda, Sergio, dice

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