Casi a la par de que en México Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba, recibía la máxima condecoración otorgada por México, el Águila Azteca, en Washington el presidente de Brasil, Lula Da Silva, publicaba en su cuenta oficial de twitter que regresaba a Brasil luego de un magnífico encuentro con el presidente de los Estados Unidos. Señaló que ambos líderes estaban comprometidos a no permitir nuevos capítulos como el del Capitolio y la invasión de poderes en Brasil. Comentó que trabajarían en el combate a la desigualdad, contra el racismo y en la acción en defensa del clima. Publicó también que entre los acuerdos importantes estaba "la defensa de la democracia" y cerró enfatizando que "Brasil está de regreso en el diálogo mundial.
El contraste entre lo sucedido aquí y allá, ilustra lo que de menos puede calificarse de tonalidades muy distintas respecto a lo que significa la izquierda hoy en América Latina. Difícilmente se puede argumentar contra la necesaria readecuación de las políticas públicas para combatir con mayor eficacia la pobreza y desigualdad en toda América Latina, de allí el ciclo a favor de las propuestas de izquierda. Esto se ha manifestado en las urnas, donde las mayorías han depositado en su voto el mensaje del cambio urgente. Pero da la impresión de que la reacción a ese mensaje de las mayorías ha adquirido una interpretación sumamente distinta por parte de los beneficiarios de ese voto. Mientras que Lula y Boric, de Chile, no han manifestado duda para defender la democracia y, en el caso del segundo, señalar incluso atrocidades contra las libertades por parte de regímenes autoritarios considerados de izquierda en Latinoamérica otros han preferido el escudo del discurso retórico.
El oficio de Lula es enorme, pragmático y no por ellos menos claro en sus convicciones. Si para algún sector una izquierda como la que en su momento representó Felipe González en España era un referente inaplicable para América Latina, el factor Lula 2023 luce aleccionador pues, como él mismo ha afirmado "estamos en otra época. El Brasil voltea al escenario mundial utilizando su potencia política. Junto a otros países, vamos a cumplir la tarea que tenemos que lograr como humanidad". Para muestra de lo anterior, anuncia su compromiso de, junto a Biden, Macron y Scholz, crear un grupo para trabajar por la paz del mundo.
Es muy poderosa la frase utilizada por Lula para referirse a las circunstancias políticas globales: "estamos en otra época". Y en ella y frente a ella, anuncia que su país tiene un plan para ser jugador activo e influyente, a la par que explicita las prioridades para su país: crecimiento en manufactura, fortalecer lazos comerciales con sus dos principales socios (Estados Unidos y China), abrir nuevas oportunidades con Europa, proteger su medio ambiente, combatir la desigualdad, defender la democracia y trabajar por la paz mundial. Hace parecer que la izquierda puede y debe estar en la vanguardia del cambio global a partir de un adecuado entendimiento de lo que significa esta época para el mundo y su país.
COAHUILA: SUERTE ECHADA
Concluyeron las precampañas para que los partidos políticos en Coahuila eligieran a quienes encabezarán las candidaturas en la contienda por el ejecutivo estatal. No ha habido ni un rasguño de sorpresa, Manolo Jiménez será el candidato de la alianza soportada principalmente por PRI y PAN; Armando Guadiana el de Morena y el ingrediente adicional previamente anunciado será Ricardo Mejía con los colores del PT.
Las encuestas muestran un arranque muy parejo en preferencias a favor de Jiménez y Guadiana, en tanto que Mejía ocupa un tercer lugar muchos puntos detrás de los primeros. Pero los rounds de sombra han terminado y en Coahuila, para la elección de gobernador, la suerte está echada. Esperaría que las campañas próximas despertaran interés por lo valioso del debate, las propuestas y argumentos. Llegar a campañas de ese tipo depende en buena medida de la participación crítica, informada y exigente de la ciudadanía.
@EdgarSalinasU