EDITORIAL

Actitudes

José Santiago Healy

Comentaban en la escuela que uno podía aprender por el maestro, con el maestro o a pesar del maestro.

Es decir la capacidad del maestro era clave, pero no definitiva para avanzar en la enseñanza siempre y cuando el alumno tuviera voluntad y deseos de aprender.

Pues bien esta idea pudiera aplicarse al crecimiento económico, en este caso el de México. Así podemos decir que el país puede crecer por el gobierno, con el gobierno o a pesar del gobierno.

Creemos que la tercera opción es la que mejor se ajusta a nuestro caso por las circunstancias que ya todos conocemos en relación al manejo de la economía y de los apoyos muy reducidos que la actual administración brinda al sector privado mexicano.

Pero la realidad ha superado los intentos constantes por detener el progreso, tan es así que el año pasado el Producto Interno Bruto creció un 3 por ciento a pesar de la inflación creciente, los efectos de la pandemia y el ambiente geopolítico adverso.

Este índice de crecimiento dejó atrás los pronósticos de expertos y de empresas financieras que presagiaban un panorama recesivo. Se suma además al 5 por ciento de crecimiento del 2021 que fue más que nada un rebote al -8.4 por ciento del 2020, el peor año de la pandemia.

Apenas hace unas horas se dio a conocer otra noticia positiva y alentadora con respecto a la economía mexicana: la inversión extranjera directa aumentó el 12 por ciento en el 2022 al sumar 35,292 millones de dólares.

El dato parece sorpresivo si tomamos en cuenta que la inversión nacional no ha crecido a la misma proporción, en buena medida porque los empresarios mexicanos no cuentan con el suficiente respaldo de las autoridades ni tampoco con créditos y apoyos financieros de magnitud.

El 48 por ciento de la inversión extranjera correspondió a nuevos proyectos, un 45 por ciento fue producto de las utilidades que no retornaron a su país de origen y un 7 por ciento a los préstamos y pagos realizados entre las empresas del mismo grupo corporativo.

Las empresas que más invirtieron fueron de Estados Unidos con 15 mil millones de dólares y Canadá con 3,800 millones, no se tiene información precisa sobre el capital de China ingresado a México pero su incremento ha sido sustancial.

Las razones de este nueve despunte económico mexicano son fáciles de explicar, en primer lugar las reglas del T-MEC han favorecido a las inversiones extranjeras en México, en especial las de Asia derivadas del llamado "nearshoring" y de las empresas norteamericanas que necesitan producir más y a menor costo desde territorio mexicano.

En la frontera norte es impresionante el avance de la industria maquiladora, en Tijuana, Mexicali, El Paso y Nogales, se construyen decenas de naves industriales para relocalizar su producción y cubrir con mayor eficiencia la creciente demanda de productos en Estados Unidos y Canadá.

México, pues, se ha puesto de moda a nivel internacional por el "nearshoring", fenómeno que todavía no han advertido en Palacio Nacional y mejor que así sea para no complicar la situación.

Existe una parte negativa en este avance que ojalá sea revertido: la mayor parte de la inversión extranjera se ha concentrado en la Ciudad de México y en los estados de Nuevo León y Jalisco, las regiones más industrializadas del país.

De hecho el estado de México y Nuevo León se disputan una mega fábrica de los autos eléctricos Tesla, ¿por qué no ubicarla en entidades menos pobladas como Coahuila, Yucatán o Sonora donde se cuenta con la infraestructura necesaria para recibir dicha inversión?

En suma, México registra un nuevo momento económico que de ser bien aprovechado provocará el crecimiento en empleos que tanto se requiere. Además este año se pronostican inversiones cuantiosas de China, Japón, Italia, Francia y desde luego Estados Unidos en los sectores automotriz, eléctrico, telecomunicaciones y en tecnologías de la información.

Con todo y aeropuertos cancelados, campañas contra empresas y obstáculos en sectores como el eléctrico, la inversión avanza a pesar del gobierno, vaya paradoja.

NOTICIA FINAL…

El objetivo principal de un nuevo aeropuerto fue reducir el tráfico aéreo de la terminal capitalina, si se cuenta con el Felipe Ángeles y está subutilizado, pues que mejor que transferirle los servicios de carga, con suerte y su misión futura sea precisamente esa y se evita un elefante blanco más en México.

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Escrito en: empresas, inversión, pesar, crecimiento

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