EDITORIAL

Por quién doblan las campañas

Yohan Uribe Jiménez

Es cierto que la apatía a la política es el alimento diario de las malas campañas y los bajos niveles que ha alcanzado el proselitismo prácticamente en todas las democracias, especialmente en los países con más desigualdades sociales. De los discursos histriónicos que obligaban a que los partidos eligieran por lo menos candidatos con cierta preparación, se pasó a la guerra sucia y la descalificación sin un intermedio que permitiera al ciudadano digerir ese cambio, pero como dice Honoré de Balzac "la resignación es un suicidio cotidiano".

La mayor parte de la información que consumimos sobre campañas políticas llega directamente a la mano del usuario, es así como el teléfono se ha convertido en una extensión de la realidad, el problema es que la mayor parte de esa información llega sin filtro y convierte al usuario en presa de abrumadoras campañas de contenido falso. Los creadores de la guerra sucia no se tientan el corazón a la hora de diseñar un contenido, lo mismo se hacen pasar por un reconocido medio de comunicación para propagar una noticia a modo que por una organización dedicada a estudiar los fenómenos sociales adjudicándole estudios que no existen.

Según la Asociación de Internet MX, el 74 por ciento de los usuarios de internet en México permanecen conectados casi todo el día, y el teléfono es el medio preferido del 91 por ciento de los usuarios, y si bien, estudios e investigaciones se han dedicado a medir el consumo, canales y preferencias de los usuarios, al igual que el acceso a la tecnología y la red, son muy pocos los datos que existen sobre los hábitos de curaduría que un usuario realiza para conocer el origen de la información que recibe y comparte.

Es en ese inmenso universo donde los estrategas de campañas políticas han encontrado un infinito nicho de oportunidades. Resulta más rentable, en términos de percepción, una campaña de desprestigio o de confusión, que una reflexión ideológica sobre una política pública. Lucrar con temas tan sensibles como la seguridad, los programas sociales, la educación o la salud, se ha convertido casi en un deporte para los actuales aspirantes a las gubernaturas de Coahuila y el Estado de México, por una parte Morena y sus aliados y por la otra la inconcebible alianza PRI-PAN-PRD.

Cómo ejemplo simple, basta con observar lo que hasta el momento han sido las precampañas a la gubernatura de Coahuila que tendrán lugar este año. Una sencilla búsqueda en la web arroja una coincidencia entre los dos candidatos con mayor probabilidad, por la alianza, Manolo Jiménez y por Morena, Armando Guadiana; lo primero que se encuentra son declaraciones simples en algunos medios de comunicación, no hay páginas que compartan sus proyectos políticos, y podrán decir que aún no se registran como candidatos, pero si se pueden saltar los topes de precampaña sin ninguna sanción, igual podrían hacer un esfuerzo mostrar más su pensamiento que sus pasiones.

Se puede hablar de la responsabilidad de los ciudadanos, lógico. Pero en materia política, el consumo no dista mucho del consumo de otros bienes y servicios en la red, por qué le tendríamos que exigir a una sociedad del espectáculo y el entretenimiento, certeras lecturas sobre la actualidad social y política de un México tan complejo como desigual. Mientras la necesidad sea una moneda de cambio los candidatos seguirán apostando a la forma más simple de hacer campaña, promesas imposibles de cumplir, amenazas a los funcionarios públicos para que promuevan el partido en el poder y dádivas compradas a costa del dinero de los mismos electores.

Ojalá fueran los propios candidatos los que promovieran prácticas como no compartir información fraudulenta a través de redes sociales, como tampoco difundir campañas de desprestigio, claro, eso sería mucho pedir ante tan rentable comportamiento. Es por esa razón que la deuda y responsabilidad del principal duopolio de los gigantes de la comunicación Google y Facebook, crece día con día, poco han hecho por penalizar este tipo de comportamiento, y sus creativos son tan agudos que desarrollan algoritmos capaces de identificar tendencias de consumo para mejorar la oferta publicitaria, pero poco hacen por bajar el nivel de odio y polarización en sus plataformas mientras esto signifique más tráfico de internautas.

Estamos a días de que oficialmente los aspirantes a la gubernatura de Coahuila desplieguen todo su músculo proselitista para intentar convencer a la ciudadanía de que son la mejor opción para gobernar el estado los próximos seis años. Y mientras no exijamos propuestas de calidad, viables y aterrizadas a una realidad local, seguiremos torturados con los pocos creativos comerciales de radio y televisión que ahuyentan a los escasos consumidores de estos espacios. Por lo que la red, será el cuadrilátero predilecto de los candidatos.

@uyohan

Escrito en: campañas, candidatos, información, consumo

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