EDITORIAL

Los Humedales

Manuel Valencia Castro

Recuerdo que el rechinido de la caja de velocidades de aquel viejo camión que se esforzaba por subir la alargada cuesta que anunciaba la aparición de la temible curva del japonés y con ella la aparición bella y asombrosa de nuestro Río Nazas con su corriente repleta y las grandes frondas de los álamos y fresnos que se extendían desde la ribera hasta el borde de la carretera. De inmediato se saturaba el aire del camión con los aromas del río y el camión hacía su primera parada obligada: la del Parque Raymundo. Muchas personas bajaban aquí, bolsas llenas de lonches, ruidos de refrescos, y muchos niños felices e hiperactivos que causaban la preocupación de las mamás, que gritaban cual coro desafinado: ¡fulanito, menganito, no te atravieses, espérame! Después del cruce de la carretera había que bajar por veredas lo que ahora pienso era el talud de la antigua ribera que marcaba la gran anchura del río en este paraje. Seguíamos caminando por la planicie de inundación en busca de una buena sombra, las de los álamos eran las más peleadas, una vez instalados la prisa por meterse al agua era tranquilizada por la opción de las pequeñas piscinas o charcos de agua que se encontraban dispersos en la planicie de inundación. Después supe que el funcionamiento del río permitía la infiltración y el movimiento lateral del agua hasta que afloraba en la planicie formando los charcos mencionados.

El Parque Raymundo era un gran humedal del Nazas, la abundancia de agua estaba correlacionada con una gran abundancia de biodiversidad. Algunos años después de mis días de campo infantiles, regresé al mismo sitio, pero en un plan diferente y bien acompañado, aún había agua en charcos fuera del cauce principal, aunque las alamedas se veían debilitadas y mermadas, había troncos de los álamos cortados o que murieron por alguna enfermedad, lo desconozco. No obstante, al atardecer empezó un concierto de luces, las luciérnagas se apoderaron de la noche. Esta bella experiencia, nos rebelaba que aun Raymundo seguía teniendo una condición excelente como humedal.

Años más tarde regresé al sitio con mis alumnos y realizamos un censo de los árboles presentes, ya no había álamos, se contaron fresnos, algunos de ellos árboles jóvenes que indicaban una reposición artificial por plantación, luego supimos que los fresnos se habían cambiado por un árbol exótico, introducido: el eucalipto. El Parque Raymundo, el del humedal, se degradó hasta desaparecer, en su lugar se construyó un parque urbano, pero, ¿cuál fue la causa de esta pérdida?

La presa Francisco Zarco más conocida como las tórtolas invirtió el gradiente de humedad y si antes se lograba acumular agua en diferentes puntos del tramo presa Las Tórtolas- San Fernando, dejó de ocurrir o cada vez fue menor, La presa y en general la infraestructura hidráulica alteraron los tiempos y el volumen y dejó de fluir dentro de los ritmos naturales del ciclo hidrológico. Esto acabó con otros humedales emblemáticos del Nazas aguas abajo de los Puentes Cuates: El Cable, Los Ángeles; Las Piedras entre otros y desde luego Los que se formaban aguas abajo de la Presa San Fernando: El Huarache, El Consuelo y el resto del lecho seco del Río.

La pérdida de todos estos humedales indica que probablemente nuestro Río Nazas se encuentre formando parte del registro de Ríos fragmentados por las presas que es de aproximadamente 60% de todos los ríos del planeta. Lo anterior debe recordarse el día de mañana 2 de febrero Día Mundial de los humedales y dar tiempo a la reflexión sobre la creciente pérdida y degradación de los hábitats de humedales, hacer consciencia colectiva de ello e impulsar hasta donde nos sea posible su lema: "humedales para un futuro urbano sostenible". Lo cual nos abre la puerta para "Revitalizar y restaurar los humedales degradados". Que es parte fundamental del lema antes mencionado.

Con esta base el grupo de ciudadanos que formamos parte de la asociación civil ProdeNazas estamos impulsando la campaña #NAZAS VIVO, con un primer Proyecto: "QUE VUELVA EL NAZAS", revitalizar y restaurar el humedal degradado del lecho seco, que traerá entre otros beneficios: la recarga del acuífero principal, atenuar las crecidas y las sequías y mantener un hábitat para la flora y fauna nativa del Nazas y con esto, volverán los espacios verdes para el recreo que contribuyan a promover el bienestar de los laguneros: Los humedales urbanos son esenciales y contribuyen a que las ciudades sean más agradables para vivir.

Por lo pronto, para conmemorar el Día Mundial de Los Humedales LOS INVITAMOS AL "PICNIC QUE VUELVA EL NAZAS" que estaremos realizando el 4 de Febrero a las 10:00 AM en el Metroparque Nazas de Torreón por el boulevard Río Nazas, frente a la cruz del lecho seco del río. Acude con tu silla y sombrilla a esta pacífica actividad.

Escrito en: agua, Nazas, humedales, lecho

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