EDITORIAL

Principialismo

Yamil Darwich

El Dr. Humberto Barbachano Rodríguez, me sorprendió gratamente con la palabra y me puso a estudiar.

Se refiere al término creado en 1979, por T. L. Beauchamp y J. F. Childress, que la describen en su libro "Principios de ética biomédica", dando inicio a la corriente del Principialismo, que basan sus propuestas en cuatro segmentos: no maleficencia, refiriéndose a la obligación de no hacer daño; beneficencia, como acto concreto de bondad y benevolencia; autonomía, en referencia al absoluto respeto a la persona; y justicia, referida al trato en igualdad entre todos los seres humanos.

Buen tema para retomar -ya algo ampliamente tratado en otros Diálogos- la importancia que tienen los principios de bioética en la práctica médica y los retos que le presenta el posmodernismo, cuando los valores trascendentes, sociales y humanos están siendo cuestionados.

Le adelanto mi postura humanista: esos valores no han desaparecido, aunque si se están ponderado, re-jerarquizándolos.

Desafortunadamente están empoderadas algunas personas radicalizadas que intentan hacerlos desaparecer, como la senadora por Morena, Martha Lucía Micher Camarena, quien insiste en promover el aborto criminal.

También aparecen nuevos radicalizados a favor del aborto, planteando el dilema del ¿cuándo hay vida humana?, algo que debiera carecer de justificación e intentar legalizarlo indiscriminadamente.

La inclusión de los enormes adelantos científicos y tecnológicos en el campo de atención a la salud humana han sido vertiginosos, tanto así que, como en otras áreas de desarrollo, no alcanzamos a digerirlos y reflexionarlos con el tamiz de la filosofía.

Los adelantos han obligado al médico a especializarse, aunque existen aquellos que, desde la medicina general -títulos de "Médico Cirujano y Partero"- continúan al servicio de la salud en nuestras comunidades, algunos con sobrada experiencia, quienes siguen prestando sus importantes servicios.

Hoy día, las especialidades médicas dan oportunidades de prevenir, mantener o recuperar la salud y, en caso extremo, ofrecer calidad de vida a aquellos pacientes con enfermedades denominadas "terminales". Maravillosa realidad del siglo XXI.

Las posibilidades diagnósticas "finas" son enormes, basadas en la aplicación de nuevos conocimientos de la fisiopatología humana y el desarrollo de técnicas para encontrar diferencias entre cambios al interior del cuerpo y su relación con sales, enzimas, proteínas y muchas respuestas inmunológicas; ni que decir del equipamiento computacional, que es llevado hasta su micro aplicación, con aparatos y herramientas que tan solo hace algunas decenas de años no imaginábamos.

Enfermedades catalogadas en el pasado como "incurables", ahora son prevenidas y, dado el caso, atendidas con éxito; cada día son más las patologías genéticas diagnosticadas, tratadas y curadas, aún en períodos embrionarios; actualmente contamos con capacidad para tratarlas hasta con células primordiales. Por si esto fuera poco, no alcanzamos a dimensionar hasta dónde pudiera llegar el avance.

Entre todo, con el cambio por la evolución y desarrollo de las sociedades, los avances presentan "tentaciones" para utilizar los adelantos con fines contrarios al cuidado y preservación de la vida y de eso se trata el "Principialismo", que ante todo, defiende la orientación del conocimiento al cuidado de su salud, buscando llegue a las mayorías planetarias.

La beneficencia es otro punto difícil de analizar: ciertamente los costos por diagnósticos y tratamientos se han elevado hasta niveles escandalosos y han creado estados de injusticia en relación al derecho a la salud. Un pobre, de cualquier país subdesarrollado, difícilmente podrá obtener provecho personal y/o familiar; en cambio, el rico de la misma nación, puede utilizarlos en su beneficio, aún en situaciones ilegales e inmorales, caso de los trasplantes con órganos de procedencia oscura.

En tema de la igualdad, considerando nuestra responsabilidad de considerar la libertad de las personas y su capacidad de decidir por sí mismos, también está siendo rezagado por cuestiones de dinero; aún más, no es extraordinario saber de míseros que pueden y "donan" algún órgano para aligerar su agobio.

Así, la justicia, según los lineamientos y normas internacionales, mantiene evidente el abismo existente entre pobres y ricos.

El hambre y la desnutrición extrema, que lleva a la muerte por inanición, casos denunciados en África y Latinoamérica, son desatendidos y se conoce la indiferencia de personajes que han llegado al liderazgo mundial anteponiendo el beneficio particular -nación- al bien común -mundial-.

La urgente necesidad de encontrar formas de alcanzar el bien común planetario es clara y amenazante: en tanto no exista respeto a la vida, dignidad y derechos fundamentales para todos, continuaremos con las diferencias, enfrentándonos, utilizando la fuerza bruta. ¿Ejemplos? tenemos múltiples y actuales.

Sería bueno tomáramos nota sobre los conceptos vertidos por AMLO, el pasado 16 de septiembre y mejor aún, que esas mismas declaraciones fueran efectivas en nuestro país, no palabrería, haciendo valer el refrán: el bien por la casa empieza.

Lo invito a reflexionar y encontrar cosas simples, pequeñas y sencillas del cómo podemos sumarnos para hacer mejor a nuestro México.

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Escrito en: adelantos, encontrar, salud, están

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