EDITORIAL

Será en Nueva York: Conferencia del Agua 2023 de Naciones Unidas

Julio César Ramírez

En México, los preparativos están en marcha. La Asamblea General de las Naciones Unidas ha convocado a realizar en Nueva York, del 22 al 24 de marzo, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre "El agua para el desarrollo sostenible. Examen amplio de mitad de periodo de la aplicación de los objetivos del Decenio Internacional para la Acción, 2018-2028"; oportunidad para visibilizar la crisis global del agua y del saneamiento en la que se encuentra la comunidad internacional, que no parece que se encuentre en una senda adecuada de avance. En octubre pasado, el relator de la ONU sobre los derechos humanos al agua potable y el saneamiento, Pedro Arrojo, invitó a la Coordinadora Nacional Agua para Todos Agua para la Vida, reunida en su sexto congreso general en la norteña Comarca Lagunera, a movilizarse rumbo a este evento en el marco del Día Mundial del Agua 2023, tiempo en que la Legislatura mexicana debe aprobar la nueva Ley General de Aguas.

Para esta Conferencia, Pedro Arrojo hizo la invitación ante 574 asistentes de 29 estados del país congregados en Torreón el 15 de octubre. Los siguientes son fragmentos de su mensaje.

Como probablemente saben, sigo con suma atención la situación en México en materia de agua y saneamiento. Hace ya mucho tiempo, los conflictos por grandes presas en México, como Temaca y La Parota, entre otros, para pasar más recientemente a centrar mi atención sobre esa Ley General de Aguas que está todavía pendiente. Vaya por delante mi felicitación por el extraordinario trabajo de la coordinadora [Agua para Todos] ante este desafío legislativo, promoviendo un proceso de participación ciudadana sin precedente, que siempre cito como ejemplo a seguir en todo el mundo.

Desde que fui nombrado relator de la ONU, hace ya año y pico, vengo planteando en todos los países la necesidad no sólo de reconocer formalmente los derechos humanos al agua potable y al saneamiento, como hizo México en la reforma constitucional de hace diez años, sino también de promover leyes de gestión de aguas basadas en un enfoque de derechos humanos.

Siempre insisto en que afrontamos una crisis que es particularmente paradójica: la crisis global del agua en el planeta agua, en el planeta azul; con 2 mil millones de personas sin acceso garantizado al agua.

Una crisis cuyas raíces, hay que entender, están en la confluencia de dos grandes fallos críticos: la falla de insostenibilidad de nuestros ecosistemas acuáticos, que transforma el agua, esa clave de vida, en el vector de enfermedad y muerte más terrible jamás conocido. Y por otro lado, la falla de inequidad y pobreza que generamos desde sistemas socioeconómicos profundamente injustos e inmorales.

En la medida en que este diagnóstico general se ajusta perfectamente a la realidad mexicana, es preciso centrar los esfuerzos en dos grandes desafíos: Hacer las paces con los ríos, de los que depende la salud de los más empobrecidos; por otro lado, promover una gobernanza democrática del agua, gestionada como bien común y no como mercancía. El agua para la vida debe ser agua para todos y todas, tal y como reza el lema de la coordinadora.

La Ley General de Aguas debe ser una ley integral de gestión de las aguas que garantice por un lado una gestión sostenible de los sistemas acuáticos y por otro lado una gobernanza democrática del agua basada en prioridades éticas presididas por los derechos humanos al agua potable y el saneamiento.

Me consta que su propuesta legislativa asume este enfoque, por lo que les animo a no desvanecer en esta lucha.

La ausencia de la Ley General de Aguas, que debería estar aprobada hace muchos años, tal como marcó una sentencia clara de la Suprema Corte en México, alimenta derivas tan peligrosas y conflictivas como la de Querétaro, que ponen en riesgo los derechos humanos al agua potable y al saneamiento ignorando de facto la vigente Constitución mexicana.

Permítanme por último pedirles su atención a la Conferencia sobre el Agua que está organizando la ONU en Nueva York para los días 22, 23 y 24 de marzo.

Por primera vez, quien promueve este evento global no es el sector privado, como ocurría en los foros mundiales del agua, sino Naciones Unidas.

Es una cuestión histórica, para promover un encuentro sin precedentes entre los movimientos sociales, como el que ustedes representan, y el sistema de las Naciones Unidas, que atraviesa por un momento de inflexión en la lucha por el cumplimiento efectivo de los derechos humanos al agua potable y el saneamiento.

Yo les invito a participar cuando menos a través de la red. Organizar, por otro lado, una celebración internacional el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, en las calles de Nueva York y en las calles de todas las ciudades donde podamos organizar las manifestaciones correspondientes el día de la Conferencia de Nueva York bajo el pulso de la movilización social en defensa de nuestros ríos y del agua como bien común.

@kardenche

Escrito en: agua, derechos, Nueva, humanos

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