EDITORIAL

Actitudes

José Santiago Healy

Por fin Andrés Manuel López Obrador cortó una buena madura con la celebración en la Ciudad de México de la X Cumbre de las Américas.

Durante dos días el mandatario mexicano convivió muy de carca con sus homólogos de Estados Unidos, Joe Biden; y el de Canadá, Justin Trudeau.

El tabasqueño se dio el lujo de recibirlos en el aeropuerto Felipe Ángeles, viajar con Biden en la super blindada limusina "La Bestia", realizar varias encerronas en Palacio Nacional y concluir la cumbre la tarde de martes con una conferencia al estilo mañanera en donde habló a sus anchas.

Se tocaron los temas del momento en las distintas reuniones y aunque no se alcanzaron acuerdos espectaculares vale reconocer que el encuentro se realizó en un ambiente de amistad y respeto entre los tres mandatarios.

Participaron las esposas de los tres jefes de estado: Beatriz Gutiérrez Müller, Jill Biden y Sophie Grégoire, quienes llevaron a cabo algunas actividades culturales como la visita al Templo Mayor del centro histórico capitalino.

Desde la visita de Barack Obama hace nueve años ningún otro presidente norteamericano había pisado México, convencer a Biden a sus 80 años de visitar la capital azteca fue un acierto del gobierno mexicano toda vez que la altura de la ciudad representa un riesgo para la salud del jerarca estadounidense.

Todavía más, antes de volar a México, Joe Biden viajó a El Paso, Texas, en lo que fue su primer recorrido por una población que comparte frontera con México.

López Obrador se condujo en la cumbre con una diplomacia y amabilidad política que no le conocíamos. Tuvo algunas ocurrencias como conducir un antiguo elevador de Palacio con todo y sus invitados especiales, también reclamó a Joe Biden de hacer muy poco por América Latina.

Sin embargo, no lanzó algún plan locuaz para recuperar los territorios que perdió México en el siglo XIX, tampoco amenazó a Trudeau de cobrarle los minerales que a lo largo de la historia han extraído las compañías mineras de Canadá en México.

Aunque los detalles de los acuerdos se conocerán en los próximos días como suele ocurrir en estas cumbres, hubo avances en temas complejos como la migración, el combate contra las drogas, la integración económica de las tres naciones e incluso la creación de una industria de semiconductores que tendría su sede principal en México.

En el tema migratorio Biden se enfocó más al flujo de los migrantes de Cuba, Nicaragua, Haití y Venezuela, y muy poco a los mexicanos que buscan afanosamente ocupar los miles de empleos vacantes que se han disparado en Estados Unidos a raíz de la pandemia.

Al menos Canadá ratificó su compromiso de ofrecer 25 mil visitas de trabajo al año para los mexicanos. Estados Unidos otorga más de 60 mil anualmente pero cada año aumentan las trabas para conseguirlas, especialmente en empleos de medio y alto nivel.

El asunto de las drogas se centró en el fentanilo que ha causado más de 200 mil muertes en Norteamérica durante los últimos dos años.

La captura de Ovidio Guzmán, realizada unos días antes del arribo de Joe Biden, fue sin duda oportuna toda vez que México es el primer exportador de fentanilo al vecino país, entre otros opioides sintéticos.

A diferencia de la mariguana y cocaína, las drogas estrellas en los años 80, 90 y principios del siglo, el fentanilo es una droga extremadamente potente -50 veces más que la heroína-, más mortal, más económica y más adictiva que las mencionadas.

Es quizás la droga perfecta para los criminales pero la más mortal para los consumidores y la más dañina para la sociedad. De ahí la preocupación de Estados Unidos por abatir su producción y tráfico antes que diezme a la población juvenil que es la más amenazada.

Finalmente cabe destacar que Canadá y Estados Unidos han volteado a México con una mayor atención en el tema económico, les urge que nuestro país reciba a cientos de empresas exportadoras que están dejando China y otros países orientales ante las complicaciones que vivieron durante la pandemia.

La expansión de la industria de chips o semiconductores es una oportunidad dorada para México lo mismo que la producción de litio, ambos artículos son demandados como pan caliente en los países socios.

Ya veremos si López Obrador se pone las pilas y facilita la llegada de inversiones en estos sectores o pone trabas como ha sucedido con la industria de energías limpias y renovables.

Pero bueno habrá que reconocer el éxito de esta cumbre que abona a la popularidad del mandatario mexicano que venía a la baja.

NOTICIA FINAL…

No queda claro quiénes serán los responsables de las muertes -entre ellos diez militares- ni de los severos daños económicos que arrojó el segundo "culiacanazo" tras la captura de Ovidio Guzmán López el pasado cinco de enero, en donde por cierto volvió a quedar en evidencia el poder omnipresente de los carteles mexicanos.

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Escrito en: Biden, Estados, México, Unidos

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