EDITORIAL

Las ideologías estorban: Caso del Perú

JULIO FAESLER

La hermana República del Perú sigue su crítica coyuntura. Nuestra América Hispana tampoco alcanza la paz. El porqué ha de ser así es asunto de politólogos. Ellos lo tratan de explicar. Mientras lo hacen sube la cuenta de muertos de enfrentamientos callejeros con milicias. Ya pasan de 8 los muertos y treinta y tantos heridos.

Rige el estado de emergencia por la situación de anarquía y actos de vandalismo en muchas regiones del país.

En un mundo convulsivo en impaciencias populares y políticas contradictorias la comunidad internacional lamenta el caso peruano que solo es otro de los que estallan en todos los continentes sin excepción. La violencia brota cuando lo que más se requiere son de acciones concretas y coordinadas que remedien atrasos y carencias.

La deposición del presidente Pedro Castillo y su prolongada detención policial es la explicable reacción general a su irreflexiva decisión de disolver el Congreso y precipitar la instalación de un régimen de izquierda, quizás marxista-leninista. El presidente Gabriel Boric de Chile se desmarcó de ese "movimiento del eje de izquierda"; no es la primera vez que difiere de posiciones de izquierda. Ignacio Lula da Silva de Brasil solo se duele del desorden que se desencadena en Perú.

Pero no cesan las manifestaciones, protestas y bloqueos de vías en todo el país. El Ministerio de Salud ha reportado al menos ocho muertos. Algunos países lamentan el fracaso de lo que la prensa califica como "golpe de estado" que dió Castillo. Las encabeza México y la cancillería peruana llama a consultas a nuestro embajador y a los de Colombia, Bolivia y Argentina reclamando su intervencionismo que es diametralmente opuesto a los compromisos de amistad y respeto a los asuntos internos de la familia latinoamericana. Ya hemos dicho que malamente puede acusarse de "intervención" las opiniones críticas de jefes de estado mientras que no se traduzcan en acciones concretas de interferir, obstaculizar o nulificar medidas que un país tome en ejecución de sus políticas internas. Es igualmente cuestionable el que México insista en tramitar asilo a un individuo ya sujeto a proceso.

Los hechos que Pedro Castillo desató son claros: la situación es de anarquía declara el gobierno peruano… "Líderes anónimos están conduciendo una serie de actos de vandalismo y al permitir esto se resquebraja el principio de autoridad..,.para restaurar el orden, hay un marco jurídico…las fuerzas armadas y la policía nacional deberán realizar sus funciones dentro de la legalidad que les corresponde, con el uso adecuado de la fuerza y evaluando cada situación en particular…y es importante que se resguarden activos críticos como aeropuertos, hidroeléctricas y carreteras".

El asunto afecta a los turistas mexicanos que se hallan en Machu Picchu con el cierre de la Red de Caminos Inka y sin el Ferrocarril Transandino S.A., que suspendió  operaciones hasta nuevo aviso, debido a las manifestaciones. Han tenido que atenerse al rescate gestionado por nuestra embajada.

Es fácil decir que hay que ir a las raíces del problema de la violencia y de oposición contra el gobierno para resolverlo. Abundan teorías: inmadurez de sociedades y sus instituciones, ineficacia del sistema presidencial que hay que cambiar, taras hereditarias de la colonia española, o de los reyes precolombinos. Dejadas atrás las explicaciones históricas o culturales, la pobreza subsiste como la última y raíz fundamental.

Ninguna de las opciones sirven para dar respuesta cabal a las inquietudes y consecuentes violencias que asuelan a la mayoría de países que aún no hemos alcanzado los niveles de bienestar a que aspiramos.

A medida que se acentúan nuestras inestabilidades que nulifican esfuerzos oficiales se superación se va definiendo que los problemas más elementales y básicos del individuo y de la comunidad tienen menos que ver con ideologías o "modelos" económicos o ideológicos.

Atender las necesidades básicas de alimento, salud, educación, empleo todo ello en una plataforma de seguridad y respeto a la vida humana solo se hace con acción específica dirigida a cada carencia particular con medidas concretas que nada requieren de slogans para aplicarse donde es requerida.

Las intenciones de reformar, transformar o instalar grandes programas sociopolíticos previos desvían en lugar de salvar. Las guerras civiles destruyen. El Papa Francisco acaba de decirlo: las ideologías dañan. 

Por lo anterior, la acción de los países de nuestra América para aliviar la pobreza y desigualdad es la de apoyarnos recíprocamente en nuestras respectivas batallas, nunca fáciles, extirpando ideologías y polarizaciones para unirnos en  revertir carencias donde quiera se encuentren sin ponerle sellos y emblema a la acción que urge.

Esperemos un pronto alivio al pueblo peruano.

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Escrito en: ideologías, solo, países, concretas

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