EDITORIAL

Por un INE sólido

Julio Faesler

La organización de las elecciones es una función estatal que se realiza a través del Instituto Nacional Electoral y de los organismos públicos locales, en los términos que establece el artículo 41 de nuestra Constitución. Cumpliendo lo anterior se organiza la elección presidencial. Ello implica la tarea de recibir de los partidos los nombres y acreditaciones de los candidatos definidos por los partidos.

El INE tiene la función de convocar y coordinar la elección presidencial de 2024 lo que implica, entre sus muchas tareas, registrar los candidatos a Presidente de la República y preparar y organizar la jornada electoral.

El INE ha venido operando en los últimos ejercicios electorales con éxito expresando los principios democráticos con método y seguridad.

El partido del presidente en su afán por debilitar la capacidad del INE, de continuar cumpliendo su bien acreditada actividad, ha introducido intencionada confusión y mucha especulación sobre las condiciones de vida de la democracia que el pueblo requiere.

Un ejemplo de esa intención se refiere a la integración del INE que se compone de diez consejeros electorales y un consejero presidente todos ellos electos por mayoría de la Cámara de Diputados y en caso de no ponerse de acuerdo mediante insaculación. La propuesta de Morena es la que todos los consejeros del INE sean electos por elección directa popular lo no puede en forma alguna asegurar que sin la exigencia de una preparación especializada en legislación y mecanismos electorales el INE cuente con la eficiencia e imparcialidad necesarias

Otro aspecto se refiere a la intención de Morena de aplicar su revanchista Plan B para reducir el presupuesto del INE. El propio AMLO dejó claro al referirse a este punto que, poco le serviría a la oposición haberse negado a las reformas electorales ya que los recortes de ingresos que vienen no permitirán que el INE realice bien sus obligaciones.

Es necesario ser firmes en oponernos a la aplicación de las amenazas del presidente de la república y de su partido a cumplir sus funciones de ofrecer la máxima calidad de servicios al proceso de 2024. Hay que superar la imposibilidad de las organizaciones de la sociedad civil de lanzar sus propios candidatos teniendo que canalizar tal inquietud a integrado sus propuestas a través de partidos políticos ya que éstos tienen el monopolio electoral.

Además de lo anterior hay que encargarle al INE organizar debates entre los candidatos postulados a la presidencia que puedan servir para cernir sus caracteres en lo personal y profesional. Los debates abiertos son el mejor método para que el público conozca de cerca las propuestas y capacidades de los contendientes.

Hecho lo anterior el INE procederá a realizar debates, en igualdad de oportunidad, entre los personajes propuestos con el objeto de ir identificando los mejor calificados para medirse en el debate final.

El sistema de eliminación progresiva destierra las confusiones que hasta ahora siguen dándose por falta de reglas claras sobre cómo escoger sus candidatos.

La defensa de la integridad actual del INE no solo exige una firme coalición de partidos que cada uno, por sus propias razones, requiere de la eficacia de ese organismo que lleva décadas de haber sido diseñado por la sociedad civil.

La creciente actividad de grupos cívicos en toda la República como la de Unidos es prueba de que la veta de convicción democrática está rindiendo resultados en términos de que pese a los intentos de dividir a México en bandos opuestos, no hay deseos de volver atrás a los años de pugnas viscerales. En el calor de la contienda electoral podemos avanzar hacia un gobierno que nos una para el bien de todos.

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Escrito en: candidatos, electorales, partidos, presidente

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