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Buen viaje, Taylor

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GABRIEL ACOSTA

En mis 32 años podría presumir que no he sufrido pérdidas importantes de familiares o amigos aunque sé que son parte natural de la existencia. A mí lo que me ha tocado es sufrir las pérdidas de músicos y artistas que han formado parte de mi vida en distintas etapas. Las últimas dos muertes que me calaron hasta la médula fueron las de Gustavo Cerati y Chris Cornell, hace ya algunos año. La primera porque fue mi artista favorito en todo el mundo y la segunda por las circunstancias repentinas que la rodearon. 

Hace un par de semanas, un viernes por la noche, me enteré que murió Taylor Hawkins, baterista de Foo Fighters, y enseguida sentí como un golpe seco en el estómago y que el aire se me fue por un par de segundos. A sus 50 años fue encontrado sin vida en su habitación de hotel en Bogotá, apenas unas horas previas al concierto que tendrían como headliners en el festival Estéreo Picnic en Colombia. Sobra decir que nunca conocí personalmente a Taylor Hawkins y mucho menos crucé palabra alguna con él. La única vez que coincidimos en el mismo espacio geográfico fue en 2017, en el festival Corona Capital en Ciudad de México. Por poco más de dos horas, solo unos cuantos metros me separaron de él, de su talento, de su energía, de su carisma, del mítico Dave Grohl y del resto de la banda. En alguna parte del concierto, Taylor le cedió la batería a Dave Grohl para cantar 'Under Pressure' de Queen. Se rumora que alguna vez John Lennon dijo que Ringo Starr ni siquiera era el mejor baterista de los Beatles y en el caso de Dave Grohl, quizá, solo quizá, tampoco era el mejor cantante de los Foo Fighters. No tuve la oportunidad de volver a verlos. Dentro de mi ingenuidad, pensé que habría una segunda oportunidad y creo que el tiempo solo me confirmará que estuve equivocado. Taylor es irremplazable y, me puedo equivocar, pero con su muerte, la vida de los Foo Fighters también parece haberse esfumado. Si bien Dave es la cara de la banda en los últimos 20 años, Taylor era el alma. Más allá de ser un músico superdotado, brillaba en el escenario y quienes lo conocieron dicen que su corazón y pureza brillaba aún más. "Taylor y yo somos como hermanos. Los dos somos mejores amigos. Encuentras pocos mejores amigos en esta vida. Taylor y yo fuimos separados al nacer", declaró Dave hace muchos años. Al día siguiente de su partida, seguí yo con mi vida y mi mañana se pausó un rato para sentir un ligero dolor en la boca del estómago porque lo que más me sorprende de la muerte es dejar de compartir el mismo puntito azul llamado Tierra. Abandonar la esperanza de que algún otro día volveríamos a coincidir en el mismo punto geográfico, en un escenario. Rest in Power, Taylor Hawkins. 

Escrito en: Espectaculos Taylor, Dave, vida, alguna

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