Música clásica en tonos navideños

Navidad es una de las fechas más importantes del año. Las familias se reúnen, amigos limpian asperezas y se echa de menos a quienes se fueron. En esta celebración, la música es imprescindible. Se suele decir que la música comienza donde acaban las palabras, aunque muchos maestros se valieron de grandes obras literarias para plasmar gestos y movimientos sonoros en una partitura.

Genios como Piotr Ilich Chaikovski, Georg Friedrich Händel y Arcangelo Corelli, se inspiraron en temáticas navideñas que hoy en día continúan vigentes. Cabe precisar que no fueron los únicos, pero sí los elegidos por los maestros Natalia Riazanova y Ethan Eager, con el fin de conversar sobre las piezas de música clásica que más se asocian a la Navidad.

Acercamiento a El Cascanueces

Natalia Riazanova tenía apenas tres años de edad cuando presenció por primera vez una presentación de El Cascanueces, ese ballet basado en el cuento homónimo de E. T. A. Hoffman, cuya música fue compuesta entre 1891 y 1892 por el maestro ruso Piotr Ilich Chaikovski.

“Personalmente me llamó la atención toda la belleza del ballet, de la escenografía, la riqueza de la coreografía, la riqueza de cómo se abarcó musicalmente Chaikovski. Esa fue la primera impresión en la niñez, con toda esa magia que pasa en el escenario”.

Riazanova comenta que en Rusia, durante los periodos de vacaciones como la temporada navideña, es tradición que se monten los ballets de Chaikovski. La cartelera diariamente muestra las obras del compositor.

Pero la maestra enfatiza en la belleza musical de El Cascanueces. Escuchar las obras de Chaikovski es un deleite y la obra es inmejorable para acercar a los niños hacia la música sinfónica.

“Tiene varios valses, tiene polkas, tiene marchas, tiene galopa y creo que hasta tiene mazurca. Son todas estas formas chicas que, en general, le enseñas a un niño para que pueda oír porque son de corta duración, pero con una maestría de un compositor sinfónico prodigio. Entonces, esas piezas tienen un melodismo bárbaro, se te pega la melodía y eso realmente es muy difícil de lograr”.

Riazanova explica que como El Cascanueces está basado en un cuento fantástico, donde participan personajes como muñecas, en un ambiente entre suelo y realidad. Se presentan también danzas orientales, árabes y tradicionales rusas.

“Para el niño también es un acercamiento a las escalas empleadas por diferentes países para componer”.

Un oratorio de Händel

Por su parte, el maestro Ethan Eager asegura que no recuerda un momento de su vida donde El Mesías de Georg Friedrich Händel no se hiciera presente. Sus padres tenían la obra en casete y el maestro recuerda que a la familia le encantaba escucharla. Ya de adolescente, pudo apreciarla con la Camerata de Coahuila. Incluso, en 2018, la Orquesta Sinfónica Juvenil de Torreón, de la cual Eager es director, montó algunos fragmentos.

La obra es un oratorio; es decir, una obra que toma tema bíblicos y se representa coral, con solistas, pero que se distingue de la ópera por no emplear vestuario ni escenografía. Sin embargo, el maestro recalca en recordar que Händel fue compositor de ópera, lo que le permitía manejar a la perfección la voz humana y sus combinaciones con solistas o con la orquesta.

“Cuando él escribe El Mesías (1741), estaba en su época más brillante como compositor y esto se nota. De hecho hay una anécdota muy interesante del autor de la letra, que realmente no es más que una recopilación de pasajes bíblicos referentes a Cristo, de hecho, desde profecías mesiánicas del Antiguo Testamento. Gran parte de la obra se dedica a profecías del Antiguo Testamento sobre la venida de Jesús y luego ya su nacimiento, muerte, resurrección y lo que significa eso para el ser humano, y ya la culminación en el cielo, la victoria final de Cristo en unas tres horas de música”.

Se cuenta que cuando Charles Jennens terminó de recopilar la letra, dijo que esperaba que Händel hiciera su mejor trabajo, pues le había otorgado el mejor tema. Eager afirma que así fue, pues El Mesías es considerada por los críticos como la mejor obra de este compositor alemán.

“Cabe destacar que la obra no se concibió propiamente como navideña. Quizá sería más apropiada para Semana Santa, pero tradicionalmente, hablamos de siglos de tradición, la obra se interpreta en fechas navideñas. A mí me encanta, musicalmente hablando, la forma tan descriptiva en que Händel pone música a los pasajes. Es decir la música concuerda perfectamente con la letra, embellece la letra, ilustra la letra, interpreta la letra de la escritura y es un genio que pueda tomar un texto y realmente ilustrarlo como lo hace Händel”.

Por último, el maestro resalta el aspecto espiritual de la obra que, sin duda, llama a la devoción de los creyentes.

“Otra cosa que me gusta mucho y habría que resaltar es que, realmente en la época barroca donde se escribe, las orquestas y los coros eran más pequeños. Ahorita es aceptable interpretar esta música con agrupaciones pequeñas, pero en un tiempo estuvo muy de moda interpretarlos con coros y orquestas enormes. Lo que me llama la atención es que si está bien tocada, bien interpretada, suena hermoso con un coro y orquesta enorme, como suena hermoso con una orquesta más barroca, más de la época”.

Honrar la vida

Por último, el maestro Miguel Ángel García, director de la Orquesta DIME, eligió el Concierto de Navidad (Concerto grosso en sol menor, Op. 6, no. 8) del compositor italiano Arcangelo Corelli. Comentó que un concierto hace referencia al diálogo entre instrumentos y Corelli fue gran influencia para la siguiente generación de compositores. “Dicen que sin Corelli no hubiera habido Vivaldi”.

El maestro García define a esta obra como sumamente matemática y a la vez dotada de gran belleza. No hay una fecha exacta de su composición, pero existe un registro que fecha 1714 como año de su publicación póstuma. Esta obra forma parte de los 12 concerti grossi, Op. 6 de Corelli.

El concierto número 8 es conocido como Concierto de Navidad porque en su partitura lleva la inscripción: “Fatto per la notte di Natale (Hecho para la noche de Navidad)”. Se ha registrado que se presentó por primera vez en el año 1690.

Miguel Ángel García también agregó que al escribir música para Navidad, los compositores le escribían a la vida, a la creación, de ahí la belleza organizadora en sus partituras.