EDITORIAL

Las aguas embravecidas del océano Indo Pacífico

JORGE ALVAREZ FUENTES

Fuertes sacudidas y marejadas se registran de nuevo en los tableros de control en las principales capitales del mundo. Entre los pocos líderes mundiales actuales, aquellos dignos de tal calificativo nombre, unos parecen seriamente preocupados, mientras otros muchos, apenas si parecen comprender los alcances, el tamaño y la fuerza del tsunami de cambios que se avecina. Siguen aumentando y agravándose las tensiones geopolíticas, coincidiendo con el inicio de los trabajos de la Asamblea General de la ONU, donde la humanidad asume que existe la capacidad para enfrentarlas, antes de que se desborden. En el momento presente, el estado que guarda el mundo está marcado por múltiples amenazas, la mayoría bien conocidas, empezando por la emergencia climática, mientras el futuro permanece atenazado por innumerables incertidumbres. No sólo están las graves repercusiones, de diversa índole, que la atropellada evacuación de EUA y sus aliados de Afganistán tendrán, en el corto plazo, en Asia Central, en Medio Oriente y Europa. Para la actuación y ocupación de espacios de influencia por parte de China, Rusia y otras poderosas naciones. Está el hecho del agravamiento dados los rápidos y profundos desarreglos que se vienen produciendo en torno a espacios, territorios y mares en disputa. Aumenta una mayor desconfianza que continúa socavando los esfuerzos infructuosos de acercamiento o entendimiento, atizando las pendientes de confrontación, haciendo saltar por los aires varias alianzas y cuestionando alineaciones y posicionamientos, entre las superpotencias, las potencias regionales, los vecinos estratégicos, los aliados y socios principales, incluso entre los adversarios, habiendo particular zozobra para los actores internacionales más importantes, incluso entre países de reparto.

Los principales escenarios de conflictos potenciales se extienden del Mar del sur de China al océano Indo Pacifico, debiendo agregar los estrechos de Taiwán y de Ormuz, por supuesto el Ártico y también el Mediterráneo oriental, sin olvidar también el ciberespacio. Provoca profundo estremecimiento las recientes revelaciones del Jefe del Estado Mayor Conjunto estadounidense, Mark Milley, quien en tres momentos de particular tensión, asumió como una necesidad de su mando comunicar de manera responsable a su contraparte china, que los EUA no realizarían un ataque, sin aviso, ni le declararían la guerra, no obstante los desvaríos de Trump, como comandante en jefe.

La estabilidad estratégica entre EUA y China no puede darse por sentada. Tampoco los factores de riesgo en la península coreana, menos aún la intensificación de la carrera armamentista en la región. En las últimas horas, las dos Corea lanzaron, con éxito, sendos misiles balísticos. Corea del Sur desde un submarino, convirtiéndose en el séptimo país en poseer tan avanzada tecnología. En visita al sudeste asiático, la vicepresidenta Kamala Harris declaró asertivamente: "las acciones [de China] amenazan el orden internacional".

EUA acaba de anunciar una nueva alianza con el Reino Unido y Australia, denominada AUKUS, destinada a fortalecer las capacidades navales en el Indo Pacifico, ante la creciente influencia de China (pero sin hacer alusión expresa), con la cual se busca dotar a la flota australiana de nuevos submarinos propulsados por energía nuclear. EUA se ha empeñado para que sus aliados cuentan con capacidades más modernas (y disuasivas) para maniobrar y defenderse en contra de las que, son consideradas, "amenazas en rápida evolución".

Con un gasto militar rondando los 760 mil millones de dólares, EUA sigue con particular atención el crecimiento militar y naval de China, que este año ascendió a poco menos de la mitad. China ha aumentado su poder militar y naval, tornándose una nación más agresiva, al incursionar diariamente en la zona de defensa aérea de Taiwán. AUKUS implica cambios muy significativos al compartir el uso de tecnologías de computación cuántica, defensa cibernética, inteligencia artificial y nuevas capacidades navales y aéreas. EUA parece haber calculado bien, junto con sus nuevos aliados, la reacción inicial de China y la consecuente furia de Francia, la cual perdió un contrato de defensa con Australia por 60 mil millones de dólares; EUA ha dejado en claro que rechazará frontalmente cualquier intento de intimidación al vigilar de cerca el clima de seguridad en la zona, contraponiéndose a las ambiciones territoriales chinas que busca ser reconocida como potencia dominante.

En medio de una atmósfera que recuerda la Guerra Fría, está en puerta, la próxima semana, la reunión cumbre de la alianza QUAD, formada por EUA, Japón, Australia y la India, que en la visión del presidente Biden debe servir para frenar el crecimiento internacional de China y reafirmar la presencia y control estadounidense que garantice la libre navegación y la seguridad en esa región del mundo. Por su parte, los países europeos, movidos por sus propios intereses, no querrán quedarse del todo fuera, aunque en los últimos tiempos debaten una mayor independencia europea respecto de los EUA en el ámbito de la defensa. Las cosas están así, al punto que no fueron alertados de la nueva alianza sino unas horas antes, la cual, ciertamente fue fraguada en secreto durante meses.

Mientras todos estos escenarios se suceden, los líderes mexicanos parecen haberse quedado muy tranquilos y satisfechos con las declaraciones, por videoconferencia, del presidente Xi Jingping, en ocasión de la pasada reunión de jefes de Estado y de Gobierno de la CELAC, de que China seguirá cooperando e invirtiendo en América Latina y el Caribe, por lo que no debieran abrigar preocupación alguna. Miopía y errores de cálculo de este calibre, sobre los cambios geopolíticos en aguas profundas, podrían pagarse muy caro.

@JAlvarezFuentes

Escrito en: China, particular, alianza, aliados

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