Creo que todos los que practicamos un deporte de niño o de joven aspiramos en algún momento a participar en unos Juegos Olímpicos.
En mi caso practiqué el basquetbol desde mi infancia y soñaba con llegar algún día a formar parte de la selección olímpica de México que tuvo en el pasado sus épocas de gloria.
Fui seleccionado juvenil por mi estado y estuve en el equipo de mi universidad, pero mis estudios y otros intereses me alejaron del camino a una olimpiada.
En aquel entonces era el amor por el deporte y el llegar a un alto nivel competitivo lo que motivaba a cualquier deportista a dedicar muchos años de esfuerzo para participar en juegos olímpicos con la esperanza de ganar la anhelada presea.
Tal fue el caso de mexicanos que dieron su alma y corazón por el deporte y por México, recordamos al nadador Felipe "Tibio" Muñoz; a los marchistas José Pedraza, Ernesto Canto y Raúl González; a los clavadistas Joaquín Capilla, Carlos Girón y Fernando Platas; y a las atletas Ana Gabriela Guevara y María Guadalupe González, entre muchos otros.
En esos años el olimpismo comenzaba a sufrir cambios, sin embargo los mexicanos se mantenían casi en su totalidad alejados del profesionalismo y de las mieles del mercantilismo.
Fue quizás en Londres 2012 donde ya se vivió la mezcla de profesionales y amateurs que lograron el milagro de obtener la medalla oro en el futbol, sueño que parecía inalcanzable para México.
Ahí participaron profesionales de la talla de Carlos Salcido, Oribe Peralta, Giovani dos Santos y Marcos Fabián, quienes sin embargo eran todavía muy jóvenes con excepción del jalisciense Salcido de 32 años en esa justa.
Hoy en Tokio 2020 el olimpismo que fuera creado por Pierre de Coubertin hace más de 120 años y quien fuera fundador del Movimiento Olímpico, ha quedado por lo suelos.
El francés Coubertin creía que el deporte podía unir a las comunidades, detener guerras y promover competencias saludables libres de trampas y discriminación.
El olimpismo proponía asociar el deporte con la cultura y crear un estilo de vida basado en la alegría del esfuerzo, el valor educativo del buen ejemplo, la responsabilidad social y el respeto por los principios éticos fundamentales universales.
Lamentablemente no se han cumplido del todo estos propósitos y los Juegos Olímpicos han caído en los excesos de la comercialización, la vanidad de los países, el ego de los deportistas y los intereses de las grandes corporaciones, empezando por las cadenas televisivas.
Mientras en algunas disciplinas como la natación y el atletismo todavía es posible ver a deportistas amateurs, en otras como el basquetbol, soccer, tenis y golf, la presencia de profesionales es abrumadora y de alguna manera insultante.
¿Qué tiene que hacer en Tokio un tenista con la trayectoria y calidad del serbio Novak Djokovic de 34 años de edad y ganador de veinte torneos Grand Slam? ¿Por qué impedir que sean los jóvenes amateurs de 18 a los 25 años, quienes disputen las medallas olímpicas?
Ni que decir del Dream Team de Estados Unidos que se ha convertido en un espectáculo mundial, pero que rompe con sus grandes estrellas los valores tradicionales del olimpismo.
En el caso de México la pregunta es ¿por qué Guillermo "Memo" Ochoa a sus 36 años de edad participa en una selección que pomposamente llaman sub-23? ¿Por qué quitarles la oportunidad a nuevos valores que desearían adquirir experiencia y proyección?
Será muy difícil que esta tendencia al mercantilismo cambie en el corto plazo lo que posiblemente aleje en el futuro a los amantes del deporte de las justas olímpicas.
En Japón el incremento de casos de Covid-19 obligó a los organizadores a vaciar los estadios a pesar del clamor popular por cancelar la olimpiada.
Pero la inversión publicitaria, los intereses de las televisoras y el orgullo del gobierno nipón pudo más que el espíritu del Olimpismo que hoy ha quedado muy rezagado.
Ya veremos si los ratings fueron suficiente para hacer de esta olimpiada un gran negocio, de cualquier manera disfrutaremos de las hazañas deportivas durante los próximos días.
NOTA FINAL…
Ahora sí coincidimos con el presidente López Obrador: el Instituto Nacional Electoral exageró las sanciones contra el gobernador electo de Nuevo León, Samuel García, y su esposa la influencer Mariana Rodríguez, por anomalías publicitarias y aportaciones ilegales a su reciente campaña por parte de familiares del mandatario . García es abogado y de inmediato inició su defensa.