Saltillo

¿Cómo acostumbrar a un perro a convivir con gatos?

El tutor debe estar dispuesto a una socialización paulatina

DANIELA ESCOBEDO DENA

Aunque existe el mito de que perros y gatos se odian por naturaleza, ambos pueden convivir en el mismo hogar y el tutor estar dispuesto a socializarlos. 

Entre cachorros y gatos bebés suelen producirse problemas, por lo que si se presentan desde pequeños, no serán necesarias medidas especiales. 

Se debe tomar en cuenta que hay gatos y perros que, por sistema, se persiguen. Si has comprobado que tu mascota actúa de esta forma, es importante contar con ayuda de un profesional (sólo en casos muy extremos). 

Prepara tu casa

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Se recomienda utilizar feromonas de efecto tranquilizador. Especialmente si tienes un gato en casa que se estresa con los cambios.

También debes preparar un cuarto donde instalaras los primeros días al recién llegado para que los encuentros sean de forma paulatina. 

Primer contacto 

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Lo más importante es que tú estés tranquilo. Ambos animales puedes notar si estás nervioso, lo que los llevará a alterarse y a provocar conflictos. 

Hasta que la actitud de ambos sea relajada y esté consolidada, debes dejarlos solos sin supervisión. Es clave que el primer contacto no sea forzado. 

Si tienes un gato y llegas con un perro, si puedes acercarlo para enseñarselo, pero debe ir en busca del gato, sino esperar a que sea él quien se acerque. Lo hará cuando el perro esté quieto. Lo olerá, bufará y muy probablemente se irá. Puede ser un buen inicio como primer contacto. 

Por otro lado, si tienes un perro e introduces a un gato, lo mejor es instalarlo directamente en el cuarto. Puedes incluir una manta o toalla usada por el perro para que se vaya adaptando a su olor. 

Después sujeta al perro con correa, y acerca al gato a una altura que le permita huir, ya que se sienten más seguros viendo desde lo alto. Es normal que el gato lo bufe sin más consecuencias. 

Para conocerse

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Si el primer contacto fue satisfactorio, puedes repetirlo. Lo normal es que el gato siga bufándose o que el perro intente olfatear. Tienen que aprender a poner límites por ellos mismos, aunque tu siempre debes estar cerca por si fuera necesario separarlos. Los encuentros pueden hacerse más frecuentes hasta que puedas dejarlos libres. 

Es recomendable que el gato tenga mobiliario al alcance para poder transitar si no quiere estar al alcance del perro. También deja su comida en un lugar elevado para evitar que el perro se la coma. 

Tampoco debe tener cerca el arenero, para evitar la coprofagia y que incomode al gato. Si el gato estaba primero en casa, estos cambios en sus accesorios deben ser paulatinos. 

Señales de alerta

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El bufido del gato es predecible, pero si ves que adopta una actitud amenazante con las orejas hacia atrás, con la boca abierta y el pelo erizado, es momento de sacar al perro de su vista. 

Igual, si un perro observa fijamente al gato mientras permanece quieto y comienza a gruñir y enseñar los dientes, es una señal de que está próximo a atacar. 

Estos son casos extremos y minoritarios, pero si en cada encuentro notas estas reacciones, será necesario consultar con un profesional especializado en comportamiento animal. Por nada deberás forzar el contacto ni dejarlos juntos, ya que el riesgo de ataque es  muy elevado.

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