Pierde Francisco I. Madero identidad e historia
Al paso de los años se fue perdiendo parte de la identidad histórica de Francisco I. Madero, puesto que las viejas construcciones que dieron origen a la ciudad se derribaron para dar paso a la modernidad.
Son contadas las fincas que todavía se conservan, reconoce el cronista de la ciudad Antonio Tonche Pérez y agrega; "aquí en la cabecera hay muy pocos edificios históricos, se perdieron con el tiempo, a lo mejor por la ignorancia de las familias y los poquitos edificios que había se perdieron, los vendieron por la ubicación que tenían".
La historia de lo que hoy es Francisco I. Madero se remonta al año 1895, cuando inició la construcción del ferrocarril, pero en el año 1902, cuando se fundó la Hacienda de Linares, construida por José Chávez Baca, que originó que la población empezara a asentarse en la zona, pero fue hasta 1936, el 30 de noviembre cuando el Congreso del Estado emitió el decreto para elevar a la población de Chávez al rango de villa.
El cronista menciona que el origen del municipio tiene dos vertientes en su desarrollo, que fue la instalación de la fábrica y la estación del tren que atrajo a personas de otros lados, pues, por ejemplo, los primeros asentamientos fueron familias originarias de Aguascalientes y Jalisco que huían de la guerra Cristera y muchos de ellos fueron empleados por los hacendados y los comerciantes, extranjeros como españoles, chinos, búlgaros y libaneses veían el potencial comercial de la creciente población.
Pero desafortunadamente las siguientes generaciones terminaron con parte de su historia, pues únicamente quedan en la cabecera municipal cuatro construcciones antiguas, que representan el origen a la ciudad; El Hotel Novedades, que construyó en 1944 don Abraham Elías de origen libanés y que sigue todavía en manos de familia descendiente, pero recientemente se inició una remodelación, pues funcionará como una plaza comercial. Un molino de nixtamal, también construido en los años 40's, que se encuentra en la privada Ferrocarril, la fábrica de hielo, la cual fue construida en 1944, cuyo negocio fue instalado por el búlgaro Boris Maneloff Nicoloff y la otra construcción que también atestigua la creación de la ciudad son los llamados silos, que se encuentran en terrenos de lo que era La Hacienda La Bohemia.
De acuerdo a Antonio Tonche Pérez, aunque todavía se conservan los cascos de haciendas en algunos ejidos, las de la ciudad fueron derribadas para construir negocios o simplemente se fraccionaron para crear nuevos asentamientos habitaciones, tal es caso del casco de la Hacienda Linares que se encontraba en el terreno que ahora ocupa un centro comercial, muy cerca de la vía del tren y fue esa hacienda la que dio origen a que se creará una colonia comercial, para darle sustento a los peones, incluso los primeros comerciantes construyeron unos "jacalitos" para habilitar sus negocios.
"Como todo asentamiento humano tienen necesidades empezaron a haber personas que vendían comida, sastres, muchos sastres que vinieron aquí a Madero de otras partes para darles sustento a esa gente y fue la manera en la que se creó el pobladito de Chávez", recalca el cronista.
La estación del tren: Abelardo Rodríguez, una de las edificaciones más antiguas de la ciudad (1932), también se destruyó. La quemaron en 1996 y según comenta el historiador se manejan dos versiones: que fueron trabajadores de ferrocarriles que perdieron su trabajo cuando se privatizó la compañía y otra que una mujer pirómana fue quien le prendió fuego, pero nunca fue detenida.
Otra de las haciendas que también fue pieza fundamental del origen de Madero, fue la Hacienda La Bohemia (1909), la cual se encuentra en la colonia El Fresno y que sólo permanece en la memoria, ya que se derribó y se construyó la escuela Melchor Ocampo, de hecho, según cuenta el cronista ahí fue donde se habilitó la primera presidencia municipal.
La Hacienda Las Vegas fue otro de las edificaciones que también se perdió, pues sólo existe un pedazo de construcción en ruinas y el resto del terreno también se fraccionó para dar origen a nuevos asentamientos.
La fábrica Anderson Clayton, que inicialmente se llamaba Compañía de Semillas y Oleginosas, que era una sociedad que agrupaba a los principales hacendados que sembraban algodón y procesaban la semilla para fabricar aceite, pero ese símbolo de la ciudad la modernidad no le "perdonó", pues en parte del terreno se construyó un centro comercial.