Cuando se vive sin agua y sin luz, se pierde la infancia

A los 10 años, Pedro no piensa en juegos de video, tampoco en pasear en bicicleta o practicar algún deporte.

Su preocupación es que en casa no tienen luz ni agua, por lo que no se puede lavar la cara, mucho menos su uniforme escolar.

Pedro es alto y fuerte, podría jugar en la línea de golpeo de un equipo de futbol americano o practicar algún deporte de contacto, contrario a eso camina por las polvorientas calles de la colonia Las Moritas, en busca de la pipa de agua.

"¿Qué andan haciendo? ¿Por qué toma fotos?", pregunta Pedro al fotoperiodista que realiza un trabajo sobre las condiciones de vida en ese sector.

"Tomamos fotos para el periódico porque vemos que no tienen agua", contesta el fotógrafo.

"Yo tengo los tanques vacíos, sin una gota de agua, porque no vino el agua ni ha venido la pipa", indicó.

El niño dice que la pipa debe llegar los martes y jueves, pero ya pasó toda la semana y el agua tan esperada no llegó.

"Y tú ¿dónde vives?", pregunta el reportero.

- Aquí a la vuelta a la derecha, pero escuché que hablaban y vine a ver qué era, pensé que estaba la pipa porque cuando viene entra por aquí y a veces llega al último a mi casa.

Durante la plática, Pedro dijo que falta una semana para entrar a clases y recuerda que su uniforme está sucio porque no hay agua para lavarlo.

Después de una breve conversación, Pedro se retiró a su domicilio, pensativo, rebotando una pelota en el suelo y lamentándose porque este lunes será otro día sin agua en la colonia Las Moritas.