Un equipo de paleontólogos descubrió en rocas del Cretácico cerca de Vallecillo, Nuevo León, los restos de una extraña criatura que combina al cuerpo de un tiburón con aletas amplias que parecen alas y que lo vuelven muy similar a las mantas.
El trabajo publicado en la revista Science describió al Aquilolamna milarcae, el cual ha sido asignado a los Lamniformes, grupo que se caracteriza por aletas en pectorales delgadas e hipertrofiadas.
El fósil tiene dos metros de largo y pertenece a una especie que se alimentaba por filtración que no se parece a ninguna conocida, morfología que para Romain Vullo, paleontólogo del Museo Estatal de Karlsruhe, en Alemania, era completamente nueva y desconocida en los tiburones.
La investigación arroja que estos animales surcaron las aguas hace alrededor de 30 millones de años antes del surgimiento de las mantarrayas y las rayas diablo.
De acuerdo con los expertos, el Aquilolamna milarcae muestra un ecomorfotipo de tipo aquilopelágico y puede haber ocupado, en los mares del Mesozoico tardío, el nicho ecológico ocupado por mobulidos y otros batoides después del límite Cretácico-Paleógeno
Pese a los hallazgos hay especialistas que aún siguen en debate sobre si el fósil corresponde a un animal de la familia o de las mantas, aunque lamentan que no se preservaran dientes de esta especie pues habría otorgado mayor información sobre esta especie.