Saltillo

Migran para mejorar la vida de sus hijos

Madres migrantes dicen que seguirán luchando cada día

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PERLA SÁNCHEZ

"Ser madre es lo mejor que le puede pasar a una mujer, a veces solo por los hijos uno tiene ganas de vivir y saca fuerzas. Es lo mejor de mi vida y solo por ellos seguiría luchando cada día, para que sean mejores que yo", dice Jazmín Margarita Velázquez, madre hondureña.

Huyendo de violencia con los hijos, así pasan el 10 de mayo madres migrantes

Jazmín Margarita Velázquez es una madre de familia soltera hondureña, quien se vio obligada a abandonar su país desde hace siete meses, esto con el objetivo de que su hijo mayor no fuera reclutado por la delincuencia organizada.

Será este 10 de mayo que el día de la celebración de la Madre pase desapercibida para Jazmín, quien difícilmente recibirá un festejo.

Margarita Velázquez es una madre hondureña de 31 años de edad y ha tenido que sacar adelante sola a tres hijos, tras convertirse en madre soltera, al fallecer su pareja de cáncer.

Los menores, tres varones, cuentan con trece, ocho y cinco años de edad.

"Es muy difícil, porque tienes que sacar fuerza para cuidar a tus hijos de donde sea y estamos en un mundo corruptible y lo que buscas es defenderlos y estar mejor", dijo.

Señaló que desde que salió de Villanueva Cortez, Honduras, lleva siete meses en México y por fortuna ha logrado una residencia en este país.

Margarita recordó que fue a causa de la violencia del país que salió huyendo, pues la delincuencia organizada intentaba reclutar a su hijo.

"Mi hijo cumplió trece años y pensaban reclutarlo para que anduviera con ellos, lo cual era obligatorio", dijo.

Explicó que abandonar su país fue una decisión de la noche a la mañana.

Narró que fue una madrugada que, con solo cuatro mil pesos, dejó atrás su casa para huir con sus hijos del acoso de integrantes de la delincuencia organizada.

"Fue a la una de la mañana que salimos y no sacamos nada, pues acababan de golpear a mi hijo y no quería ir al día siguiente a la escuela. No quería que mi hijo fuera un delincuente y decidimos irnos de noche para que nadie se diera cuenta. Solo llevábamos como siete mil lempiras, que son alrededor de cuatro mil pesos mexicanos", destacó.

Señaló que al llegar a México fueron víctimas del rechazo de los mexicanos, no obstante, logró llegar al norte.

"Eso es algo común, que nos dicen que venimos a molestarlos y a contaminar de inseguridad", destacó.

Dijo que tras obtener la residencia fue reubicada en Saltillo. No obstante, aun cuando logró residir en un hogar que rentaba, tuvo que abandonarlo, pues con otra persona que compartía la casa, se enfrentó a problemas.

Añadió que desde que logró establecerse se ha dedicado a la venta de comida, así como productos de todo tipo.

"Yo pensaba poner una cafetería, en Saltillo es muy tranquilo, pero cuando tuve ese problema me reubicaron en Guadalajara", explicó. Añadió que sus intenciones son trabajar en México y esa es la principal enseñanza que busca heredarles a sus hijos.

"Conmigo no tienen riquezas, pero les enseño a trabajar a la par mía; por lo menos nunca se han negado, esto es la experiencia que les voy a dejar; que aprendan a trabajar juntos", finalizó.

LEJOS DEL HOGAR Y DE SUS HIJOS

Si bien es cierto que algunas madres migrantes realizan una travesía al lado de sus hijos en búsqueda de un futuro mejor, también las hay aquellas que, además de encontrarse lejos del hogar, se encuentran separadas de sus hijos, ya sea porque estos lograron cruzar antes la frontera, quedaron atrás o fueron separados por las autoridades migratorias.

Tal es el caso de Karla Nohemí, una madre hondureña, quien a sus 40 años de edad tiene tres hijos varones, de los cuales dos se encuentran en distintos lugares, mientras ella sigue adelante. Karla salió el pasado 31 de marzo de Copán, Honduras y llegó a México el dos de mayo, es la primera vez que intenta llegar al vecino país.

Señaló que durante el trayecto se ha enfrentado al rechazo de mexicanos, así como a las condiciones ambientales y falta de alimentos.

Destacó que pese a que no ha transcurrido mucho tiempo desde que salió, experimentó un asalto por parte de elementos de seguridad, quienes tras realizarles una "revisión", al descender del tren con otros migrantes, en Córdova, Veracruz, les despojaron de sus pertenencias.

Señaló que aunque quisiera mantenerse unida a sus hijos, las condiciones no lo permitieron, por lo que ahora viaja sola con el hijo menor de cuatro años.

"Tengo otro niño de 15 años que se quedó en Honduras, mientras que el mayor ya está en Estados Unidos y vamos a reencontrarnos con él. No es una decisión fácil agarrar un tren y viajar con un niño", indicó.

Karla destacó que espera que pronto pueda reunir a toda su familia una vez que sea aceptada en Estados Unidos en calidad de refugiada.

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